El expresidente Alberto Fujimori, condenado a 25 años de prisión, abandonó el centro de reclusión donde también se encuentran exmandatarios como Alejandro Toledo y Pedro Castillo, marcando su tercera salida de la cárcel. Su liberación ocurrió el miércoles 6 de diciembre, en medio de tensiones entre el Tribunal Constitucional y la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH). El Instituto Nacional Penitenciario (INPE) confirmó la ejecución de la disposición para su liberación.
Fujimori salió del penal acompañado de sus hijos, Kenji y Keiko Fujimori, en un ambiente de celebración marcado por fuegos artificiales y pétalos de rosas. Entre los presentes estaban el parlamentario andino Luis Galarreta y las congresistas Rossangella Barbarán, Patricia Juárez, Eduardo Castillo, Arturo Alegría, y el abogado Elio Riera.
La escena fue emotiva, con Fujimori abrazando a sus familiares y congresistas. Keiko Fujimori, candidata presidencial, expresó su alivio por la larga espera, mientras que Kenji compartió su alegría y emoción por la liberación de su padre.
Esta liberación es significativa, siendo la tercera ocasión en que Fujimori deja el penal. La primera fue cuando recibió un indulto humanitario de Pedro Pablo Kuczynski en 2017.
Sin embargo, el Ministerio de Justicia recordó que Fujimori aún tiene una deuda pendiente con el Estado peruano. A través de un comunicado de la Procuraduría General del Estado, se mencionó que Fujimori debe cerca de 57 millones de soles como reparación civil por las matanzas de Barrios Altos y La Cantuta. El comunicado enfatizó que su liberación no lo exime del pago de esta deuda, aunque no posee bienes o propiedades a su nombre que puedan ser embargadas para dicho fin.
La situación de Fujimori sigue siendo un tema polémico y divisivo en Perú, reflejando la compleja relación entre justicia, política y memoria histórica en el país.
