UNA VIDA AL SERVICIO DE LA ESCRITURA DE NUESTRO PREMIO NOBEL

Por: Arlindo Luciano Guillermo

No hay escritor más famoso en el Perú, con innumerables premios y condecoraciones, con novelas de alcance universal, opiniones firmes y argumentales que Mario Vargas Llosa, que hoy cumple 80 fructíferos años. Siempre el lector de Mario recordará célebres personajes: Pichulita Cuéllar, el periodista Zavalita, el trotskista Alejandro Mayta, el perruno Rolando Garro, el Poeta Fernández, el guionista Pedro Camacho, el capitán Pantaleón Pantoja, el sargento Lituma, la visitadora Brasileña, la feminista Flora Tristán, etc.
La carrera literaria de MVLl empezó en 1959 cuando publica Los jefes, un manojo de cuentos promisorios, donde ya estaban los gérmenes de la posterior narrativa vargasllosiana. En 1963 aparece La ciudad y los perros, novela que lo catapultó al escenario de los grandes novelistas contemporáneos. Tenía solo 27 años. Las intensas experiencias en el Colegio Militar Leoncio Prado fueron trasladadas, con creatividad y ficción, a la literatura. La novela no cayó simpática a los militares de entonces. Simbólicamente hicieron el desagravio. Incineraron la novela en el patio de honor. La novela ya se leía con avidez, los comentarios auspiciosos surgieron por doquier y empezaba la leyenda del novelista Mario Vargas Llosa. Eso demostraba, definitivamente, el carácter subversivo de la novela, como en el siglo XIX sucediera con la novela Aves sin nido (1889), de Clorinda Matto de Turner, porque se atrevió a denunciar los abusos e injusticias en contra de los indios y la inmoralidad del clero en los pueblos andinos del Perú.
El 1990 aspiró a la presidencia de la república. El Fredemo (alianza de Acción Popular, PPC y otros partidos políticos) lo convirtió en su paladín. Viajó por todo el Perú llevando el mensaje del gran cambio que el Perú necesitaba después del desastroso gobierno de Alan García: hiperinflación, corrupción sin precedentes y subversión en ascenso. En segunda vuelta, el electorado, mayoritariamente, le dijo no, y un japonés, hoy preso por violación de derechos humanos, ganó las elecciones. El trajín agotador, las actividades congestionadas y los avatares del candidato fueron publicados con el título El pez en el agua, 3 años después de la aventura política.
Mario Vargas Llosa siempre ha sido un ciudadano librepensador, liberal democrático y tolerante; ha manifestado sus opiniones con sinceridad, autoridad, solvencia verbal y argumento académico y político. Está atentísimo, como un observador zahorí, a pesar de su agenda pública y la escritura, a los acontecimientos políticos del Perú, de América Latina y del mundo. Para él es tan natural opinar sobre Evo Morales, Nicolás Maduro, Fidel y Raúl Castro, la presencia de Barack Obama en Cuba y Argentina, la incertidumbre de las elecciones en el Perú, como los atentados terroristas en París o Bruselas. Reseña libros recientes, enaltece a personajes que contribuyen con la democracia y la cultura de la libertad. Tiene ojo clínico para la pintura, el cine y los cambios culturales que ocurren en el planeta. Eso se puede constatar en los artículos periodísticos que publica en El País y La República. Para Mario Vargas Llosa el escritor tiene que estar comprometido con la literatura y la sociedad. El escritor no solo tiene que escribir buena literatura, con calidad artística y rigor, sino también tiene que involucrarse con la historia, la política y las transformaciones sociales, dar testimonio de su tiempo, ser testigo de lo que ve, oye y sienten los ciudadanos, los gobiernos, los líderes y el pueblo.
La biografía de Mario tiene diversas vertientes. Es hijo de padres separados. Jamás se llevó bien con su padre. Siempre hubo una relación tirante, conflictiva. Hasta hoy se le conoce tres mujeres en su vida sentimental: Julia Urquidi, Patricia Llosa e Isabel Preysler, con quien disfruta un romance público, asediado por la prensa de espectáculo y los flashes de los paparazzi. El ciudadano Mario Vargas Llosa vive feliz, sin dejar la literatura, el periodismo ni los compromisos académicos. Recientemente (primeros días de marzo) ha publicado la novela Cinco esquinas (Alfaguara, 314 Págs.), cuyo trasfondo político e histórico es la dictadura cívico-militar de Alberto Fujimori y su superasesor Vladimiro Montesinos, el Doctor, quien ejercía un poder omnímodo.
Mario Vargas Llosa, como Gabriel García Márquez, es un periodista prestigioso, apasionado, comprometido, firme y coherente entre lo que dice y hace. No se calla lo que tiene que decir. Cada vez que “abre la boca” o escribe sobre política peruana alborota el gallinero. Sus frases son titulares de diarios y revistas de circulación nacional. Fue garante de Ollanta Humala. Enemigo acérrimo del fujimorismo y de sus líderes. Critica severamente a los gobiernos autoritarios, corruptos, mesiánicos y manipuladores de la voluntad popular. Es defensor de la libertad, del régimen democrático, del respeto por los derechos individuales, la empresa privada y las inversiones, que contribuyen con el desarrollo social y económico. En El pez en agua dice: “Los tres meses que trabajé en La Crónica, entre el cuarto y el último año de secundaria, provocarían grandes trastornos de mi destino. Allí aprendí, en efecto, lo que era el periodismo, conocí una Lima ignota hasta entonces para mí, y por primera y última vez, hice vida bohemia. Si se piensa que no había cumplido aún dieciséis años —los cumplí ese 28 de marzo—, la impaciencia con la que quise dejar de ser adolescente, llegar a adulto, en el verano de 1952 quedó recompensada. He evocado en mi novela Conversación en La Catedral, con los inevitables maquillajes y añadidos, aquella aventura.” Periodismo y literatura en Mario siempre han ido de la mano. En ambos géneros hay compromiso político del escritor, objetividad y credibilidad del periodista y pasión del intelectual.
Mario Vargas Llosa, ciudadano, novelista, periodista y “ser mortal”, cumple 80 años, bien recorridos, vividos intensamente en cada momento de la historia del Perú. Conversación en La Catedral es la novela de la dictadura de Manuel A. Odría (1948-1956), La ciudad y los perros y Pantaleón y las visitadoras son duras críticas al autoritarismo e intransigencia militares. El sueño del celta condena severamente la matanza de comunidades nativas, víctimas de caucheros voraces. La guerra del fin del mundo e Historia de Mayta revelan que todo fanatismo político e intolerancia religiosa están condenados al fracaso y proscritos de la preferencia del pueblo, las instituciones y la democracia. La fiesta del Chivo es la radiografía verista de la dictadura en República Dominicana, encabezada por Rafael Leónidas Trujillo. Las novelas de MVLl no son simpes ficciones ni pura elucubración mental. Sus libros de periodismo quedan como paradigmas de responsabilidad profesional, investigación para opinar y una postura racional frente a los hechos. Son de lectura obligatoria El lenguaje de la pasión, Desafíos de la libertad, Diario de Irak e Israel/Palestina. Paz o guerra santa.