UN VERDADERO TESORO A LA ALEGRIA; EL CACAO

Por: José Darío Dueñas Sánchez (*)

En las tierras altas y fértiles de Huánuco, entre majestuosas montañas y valles que danzan con la brisa, se encuentra un cacao excepcional que es más que una fruta: es un legado de sabor y tradición. En este rincón bendecido por la naturaleza, florece el cacao de Huánuco, un tesoro que ha cautivado a conocedores y amantes del chocolate en todo el mundo.

Imagina extensos campos donde los cacaoteros se alzan orgullosos, sus hojas bailando con el viento mientras las vainas de cacao maduran bajo el sol generoso. Las montañas y la altitud única de esta región otorgan a estos granos una complejidad de sabores que es difícil de encontrar en otro lugar.

El cacao de Huánuco se destaca por su perfil de sabor único. Sus granos, acariciados por el clima perfecto y las condiciones ideales de cultivo, ofrecen un equilibrio sublime entre notas frutales, toques florales y matices terrosos. Cada grano es una sinfonía de sabores que despiertan los sentidos y cuentan la historia de su tierra de origen.  Los agricultores, con un cuidado meticuloso, cosechan estas joyas del cacao, respetando las tradiciones ancestrales transmitidas de generación en generación. Cada etapa, desde la cosecha hasta el procesamiento, se realiza con la dedicación y el conocimiento acumulado a lo largo de los años, preservando así la pureza y la calidad que distingue al cacao de Huánuco.

Este cacao no solo es un ingrediente; es un símbolo de orgullo y respeto por la tierra. La comunidad local, arraigada en su amor por la naturaleza, trabaja en armonía con el entorno para brindar al mundo este regalo exquisito y auténtico.

Cada vez que saboreas un trozo de chocolate elaborado con cacao de Huanuco, estás deleitándote con la herencia de una región mágica. Es un tributo al esfuerzo de los agricultores, a la tierra generosa que lo produce y a la capacidad única del cacao de Huanuco para transportarte a través de sus notas sensoriales a un lugar de pura delicia y gratitud.