Un mundo inclusivo impulsado por la inteligencia artificial

POR: César Augusto kanashiro Castañeda

En todo el mundo, la IA está incorporándose en las empresas a un ritmo asombroso, lo cual resalta la necesidad de que las autoridades actúen.

Para ayudar a los países a formular las políticas adecuadas, el FMI ha elaborado un índice de preparación ante la IA que mide el grado de preparación en aspectos como infraestructura digital, políticas sobre capital humano y el mercado laboral, innovación e integración económica, y regulación y cuestiones éticas.

El componente de las políticas sobre capital humano y mercado laboral, por ejemplo, evalúa factores como los años de instrucción y la movilidad en el mercado laboral, así como la proporción de la población amparada por las redes de protección social. El componente de regulación y cuestiones éticas evalúa el grado de adaptabilidad del marco jurídico de un país a modelos de negocio digitales y la existencia de un marco sólido de gobernanza para lograr un cumplimiento eficaz.

Usando el índice, el personal técnico del FMI evaluó el nivel de preparación de 125 países. Los hallazgos revelan que las economías más ricas, incluidas las avanzadas y algunas economías de mercados emergentes, tienden a estar mejor equipadas para adoptar la IA que los países de ingreso bajo, aunque con amplias variaciones entre los países. Singapur, Estados Unidos y Dinamarca registraron las máximas calificaciones en el índice, gracias a los buenos resultados que obtuvieron en las cuatro categorías estudiadas.

En un nuevo análisis, el personal técnico del FMI examina el posible impacto de la IA en el mercado laboral. Muchos estudios han advertido de la probabilidad de que la IA reemplace empleos. Pero en muchos casos, la IA tenderá a complementar el trabajo de los seres humanos. El análisis del FMI considera estas dos fuerzas.

Los hallazgos son notables: casi un 40% del empleo mundial está expuesto a la IA. Históricamente, la automatización y la tecnología de la información han tendido a afectar las tareas rutinarias, pero una de las características que diferencia a la IA es su incidencia en trabajos de alta cualificación. Por lo tanto, la IA acarrea mayores riesgos para las economías avanzadas en comparación con los mercados emergentes y en desarrollo, pero también les presenta más oportunidades para explotar las ventajas.

En las economías avanzadas, alrededor de un 60% de los empleos pueden verse afectados por la IA. Aproximadamente la mitad de los empleos que están expuestos podrían beneficiarse de la integración de la IA, que mejoraría la productividad. En la otra mitad, las aplicaciones de IA pueden ejecutar tareas que en la actualidad son realizadas por seres humanos, lo cual podría reducir la demanda de mano de obra, con una consiguiente merma de los salarios y la contratación. En los casos más extremos, algunos empleos pueden desaparecer.

En los mercados emergentes y los países de ingreso bajo, en cambio, se prevé que la exposición a la IA sea de 40% y 26%, respectivamente. Estos hallazgos hacen pensar que, en las economías de mercados emergentes y en desarrollo, la IA provocará menos trastornos. Al mismo tiempo, muchos de estos países no cuentan con la infraestructura ni la fuerza laboral cualificada necesaria para explotar las ventajas de la IA, lo cual crea el riesgo de que, con el tiempo, la tecnología profundice la desigualdad entre las naciones.

El efecto en la renta del trabajo dependerá, en buena medida, del grado en que la IA complemente las labores de los trabajadores bien remunerados. Si complementa significativamente a estos trabajadores, la IA puede dar lugar a un aumento desproporcionado de su renta. Además, los aumentos en la productividad de las empresas que adoptan la IA probablemente elevarán el rendimiento del capital, lo cual también puede favorecer a los trabajadores bien remunerados. Estos dos fenómenos podrían exacerbar la desigualdad.

En la mayoría de los casos, es probable que la IA empeore la desigualdad en general; una tendencia preocupante que las autoridades tienen que abordar de manera proactiva para evitar que la tecnología agudice más las tensiones sociales. Es crucial que los países establezcan redes integrales de seguridad social y ofrezcan programas de retención para los trabajadores vulnerables. Al proteger los medios de vida y limitar la desigualdad, podemos lograr que la transición a la IA sea más inclusiva.

Las autoridades del sector financiero y los centros de negociación deben determinar si necesitan diseñar nuevos mecanismos de respuesta ante la volatilidad, o modificar los existentes según corresponda, para responder a los episodios de «desplome relámpago» que puedan originarse en la negociación gestionada con IA. Estos mecanismos incluyen los requisitos de margen, los mecanismos de interrupción de las operaciones y la resiliencia de las contrapartes centrales.

Del mismo modo, las autoridades del sector financiero deben seguir reforzando la supervisión y la regulación de los intermediarios financieros no bancarios, exigiéndoles que se identifiquen y divulguen información oportuna sobre IA, así como exigir a las instituciones financieras que identifiquen regularmente las interdependencias entre los datos, los modelos y la infraestructura tecnológica que respaldan los modelos de IA.

Realizar una supervisión y un seguimiento estrechos de este mercado en rápida evolución sentará las bases de una respuesta regulatoria oportuna y equilibrada que permita a los participantes del sector financiero beneficiarse de la IA y, al mismo tiempo, mitigar sus riesgos.