LA VOZ DE LA MUJER
Por: Denesy Palacios Jiménez
Enero, 27, 2025
El Perú, un país tan rico en recursos naturales, en su diversidad cultural, y sobretodo con un legado histórico y arqueológico increíble, hasta su ubicación geopolítica la hacen envidiable, pues los Andes le dan una conformación geográfica extraordinaria, y permite que tengamos la variedad climática y ecológica que propicia vida en sus diferentes niveles, contamos con poblaciones que pueden vivir a grandes alturas, contamos con una variedad de cultivos, que hacen que tengamos una gastronomía apetecida por propios y extraños, una riqueza ictiológica y marina que no sabemos cuidar y la damos para la explotación de embarcaciones extranjeras, no hace mucho pudimos apreciar como los maretazos destruían las embarcaciones artesanales de un gran sector de la población que se dedica a la pesca artesanal, pues hace muchos años dejamos de ser la primera potencia en pesquería, donde abundaban los enlatados de atún y otras especies marinas, para consumo interno y exportación.
Hoy vemos como la agricultura y sus productos de agro exportación nos dan grandes divisas, la mayoría de ellos está en empresas agroexportadoras extranjeras. Es decir, uno de los problemas mas grandes que tenemos es que no salvaguardamos, ni impulsamos la producción nacional, por los peruanos mismos, sino que preferimos que lo hagan empresas extranjeras, nuestra elite intermediaria se ha dedicado a la comercialización, mas no así a la producción.
Sin embargo, pese a todo, creemos que el Perú tendrá la oportunidad de alcanzar un crecimiento económico elevado y sostenido, así como un importante desarrollo social. Esta oportunidad no tiene precedentes en la historia reciente del país, con el Puerto de Chancay, sin embargo, pensemos en recuperar a aquellos que han perdido vigencia como el caso de Chimbote, Salaverry o Paita.
Quien sabe la debilidad más grande es no contar con un gobierno democrático, que infringe nuestra carta magna a su antojo, o peor hace de ella un elemento que favorece el entreguismo, antes que la producción nacional o la transformación
En el pasado, los breves periodos de crecimiento en el Perú estuvieron con frecuencia acompañados de débiles fundamentos macroeconómicos que condujeron rápidamente a cambios económicos desfavorables, los cuales limitaron las posibilidades de reducir el alto nivel de pobreza en el país.
El déficit general del sector público ha sido bajo, y este año se prevé un pequeño superávit. La deuda pública, como porcentaje del PBI, es preocupante, vivimos una aparente bonanza económica que solo beneficia a quienes ostentan el poder del gobierno central
La inflación es baja, y el gran soporte del colchón es la mayoría empobrecida, con salarios irrisorios, con baja atención a la educación de calidad, con niveles altísimos de desnutrición infantil y materna, pese a que las exportaciones, impulsadas por la mayor integración del Perú en la economía mundial y los altos precios de las materias primas, han crecido en forma significativa, con un considerable incremento de las exportaciones no tradicionales, contribuyendo de este modo a una mayor diversificación y oferta de empleo. Sin embargo, la inestabilidad económica que se vive, así como la fuerte migración de países hermanos, que copan los mercados laborales en detrimento de la demanda laboral nacional, y a eso se suma la migración ilegal de personas de mal vivir que han acrecentado la inseguridad ciudadana
Se requieren reformas en todos los niveles y estructuras del Estado para llevar los frutos del crecimiento a la población entera y brindarle protección contra futuros shocks económicos. La inversión pública y privada en infraestructura es crucial para mantener y acelerar la actividad económica que yace muy limitada. La calidad de la mayoría de los servicios públicos es deficiente, especialmente en lo que respecta a la educación básica y la protección social para las poblaciones más vulnerables. Si bien hay algunos focos de excelencia en las instituciones públicas, también existen otras que son débiles e ineficientes. La desigualdad en materia de ingresos sigue siendo alta, y no todas las regiones y segmentos de la población se han beneficiado en la misma medida del crecimiento registrado recientemente.
Existen señales alentadoras en el Perú de que está surgiendo un consenso sobre lo que se necesita hacer para fortalecer al país, aunque aún no se ha llegado a un acuerdo sobre cómo alcanzar tal propósito. Es tiempo que la academia, fomentada a través de las universidades tomen esta discusión y propongan salidas que permitan gobiernos que se identifiquen con la sociedad peruana en toda su diversidad, porque lo que nos mantiene es la tradición cultural heredada que hace que seamos resistentes ante tanta corrupción y entreguismos, merecemos un país diferente