Concluyó febrero y con ello se terminaron las vacaciones de los profesores que desde hoy retornarán a sus colegios para matricular a los alumnos y planificar el trabajo del año 2016. Con ello también viene el sufrimiento de los padres de familia por las compras de útiles escolares, zapatos, uniformes, zapatillas, etc.
Este inicio es parcial, toda vez que muchos docentes no cumplirían con asistir a sus planteles, especialmente en las zonas rurales, cuyos niños serán los más perjudicados. Estos maestros iniciarán sus actividades sin planificación, porque acostumbrados al desacato, acudirán a los médicos en busca de un certificado médico, necesario para respaldar sus faltas, que algunos galenos otorgarán, obviamente previo pago de acuerdo a los días de descanso.
La Dirección Regional de Educación en estrecha coordinación con la Defensoría del Pueblo, debería realizar una evaluación de los certificados médicos, que deberán estar sustentados por las facturas de compra de medicinas.
Curiosamente, en el hospital de EsSalud, se encuentran cientos de maestros buscando obtener certificados para prolongar su descanso, sus vacaciones, sin importarles la niñez; por ello es que la educación, pilar de la sociedad, es pésima.
Los entes respectivos tienen la obligación de investigar los certificados y de encontrar falsedad sancionarlos ejemplarmente, con suspensiones, multas y otras formas de castigo, por engañar a las autoridades, a los padres de familia y a los miles de alumnos que ávidos retornan a sus aulas.