Manuel Burga, historiador asociado a corrientes de izquierda, dejó la dirección del Lugar de la Memoria (LUM) tras más de seis años al frente. Su salida responde a las críticas por su manejo del espacio, especialmente en relación con la interpretación del informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR).
El punto de inflexión ocurrió cuando Burga sostuvo públicamente que Pedro Huilca había sido asesinado por el Grupo Colina, omitiendo las evidencias que atribuyen el crimen a Sendero Luminoso. Aunque fue obligado a rectificar, posteriormente programó dos películas que, según críticos, suavizaban los actos de grupos terroristas. Estas acciones colmaron la paciencia del ministro de Cultura, Fabricio Valencia, quien tomó la decisión de relevarlo.
La salida de Burga se enmarca en una discusión más amplia sobre cómo debe abordarse la memoria histórica en un país marcado por el conflicto interno. El LUM, concebido como un espacio de reflexión y reconciliación, enfrenta constantes debates sobre su misión y la representación de los hechos ocurridos en los años de violencia.
Con este cambio en la dirección, se espera una reorientación del Lugar de la Memoria hacia una narrativa más equilibrada y menos controvertida.