REACTIVACIÓN EDUCATIVA CON PRUDENCIA

REACTIVACIÓN EDUCATIVA CON PRUDENCIA 1Escrito por: Arlindo Luciano Guillermo 

Que los estudiantes de colegios y universidades regresen a clases presenciales es un clamor de la comunidad educativa y la sociedad. No pueden seguir recibiendo clases remotas, a veces con pésima conectividad en la ciudad y en las zonas rurales, comunidades nativas y en las fronteras. Los aprendizajes se producen significativamente con relaciones interpersonales, afectivas y emocionales. Dos generaciones de secundaria no cumplirán con los rituales de la despedida, el viaje de promoción y la fiesta. ¡Virus aguafiestas! Sin embargo, hoy pueden hacer sesiones de fotos del recuerdo con recelo y prevención. A más vacunados contra el Covid-19, aumentan las posibilidades de regresar a la presencialidad en las instituciones públicas y privadas. 

¿Qué tendría que suceder para el retorno a clases presenciales? ¿Qué medidas estrictas de bioseguridad se tendrían que cumplir? Desde marzo de 2020, los estudiantes abandonaron las aulas y las clases presenciales, los docentes “entornillados” en una silla, frente a una computadora o laptop, la casa convertida en centro de trabajo. 1. Que docentes, administrativos, estudiantes y padres de familia estén vacunados con las dos dosis. Eso garantizaría una inmunidad colectiva y contagio cero. 2. Las medidas de bioseguridad tienen que continuar con kits de higiene, lavado de manos con jabón, uso de mascarillas, distanciamiento y sin aglomeraciones. El remedio no vaya a resultar peor que la enfermedad porque con las mutaciones del virus no sabemos qué variante aparecerá mañana. 3. Las instituciones educativas tienen que evaluar objetivamente y tomar la decisión del retorno gradual o total a clases, voluntario,  fijar un estándar de normalidad y con la anuencia de los padres de familia. 4. Mejora sustancial de los servicios básicos: agua segura y fluida, desagüe y ventilación, higiene total en los quioscos de venta de refrigerio y una cultura de prevención incorporada en las sesiones de clases, aprovechando el enfoque ambiental del currículo nacional. 5. Monitoreo epidemiológico rutinario y permanente del Minsa y Diresa para alertar cualquier eventual contagio y rebrote del Covid-19 y actuar de inmediato. El Minedu impulsa el retorno a clases; el Minsa mira con escepticismo, responsabilidad y natural temor la tercera ola y las variantes del virus.

  • La COVID-19 deja secuelas: deterioro de la salud mental, merma de los ingresos familiares, crisis económica y desempleo ascendente. ¿Cuántos estudiantes, docentes, directivos y padres de familia nunca más regresarán a la escuela? ¿Cuántos estudiantes que desertaron, en plena crisis sanitaria, sin conectividad, radio, ni televisión, ya no regresarán porque se engancharon a un empleo temporal o asumieron responsabilidades familiares? Hay un costo social alto. Casi 200 mil muertos, el triple de lo que produjo la violencia política. El Estado debe atender con asistencia oportuna a los afectados cuando se reinicien las clases presenciales. Creo que ahora sí es una necesidad impostergable incorporar permanentemente al trabajo educativo a un psicólogo. La salud mental no se cura con antalgina de 500 Mg, ni con tutoría de una hora pedagógica a la semana. El retorno a clases no solo debe fijar la mirada, como eje de interés, en EBR, sino también en EBA, EIB, EBE, institutos superiores y universidades. El enfoque tiene que ser territorial y de inclusión. La educación es un derecho, no una dádiva del Estado. ¿Cómo enfrentar las evaluaciones ECE y PISA el 2022 con estudiantes y docentes confinados por el Covid-19? Esta pandemia llevamos impresa como un tatuaje en la memoria. 

Hay esfuerzos institucionales de educación y salud para el retorno a clases gradualmente, con exigencias de bioseguridad para los estudiantes y docentes. Existe un entusiasmo contenido de los estudiantes que esperan que las puertas de la escuela se abran. Optimistamente, las clases presenciales se reiniciarán en marzo de 2022, pero si hay condiciones favorables y ventajosas la semipresencialidad es lo más inmediato. Las clases remotas jamás se acercarán a las presenciales donde los estudiantes interactúan directamente, los docentes se interrelacionan, los padres de familia se involucran. Luego de casi dos años de home classroom y home office el retorno a la presencialidad está cerca, pero nada será igual como ayer. La tecnología ahora se ha posesionado del quehacer educativo. Hubo nuevos y acelerados aprendizajes. Sabemos tanto de Zoom, Google Classroom, Cisco Webex o Google Meet como de Facebook, WhatsApp, Instagram o Twitter. El mayor deseo es el retorno a las clases presenciales, pero con aval técnico y correctas decisiones del Minedu y el Minsa principalmente. El domingo 26 de septiembre ya estaban vacunando en Huánuco a jóvenes de 18 años a más, la tasa de letalidad ha disminuido sustancialmente, hay más gente que cree en la vacuna, pero el relajo y la desinformación cunde por doquier. El interés y el bienestar de los estudiantes están por encima de cualquier otro.    

Podemos no ir al mundial en Qatar, no asistir a los estadios 90 minutos o a una discoteca una noche, pero no podemos seguir postergando, 18 meses después de la pandemia, el reinicio de las clases semipresenciales o totales, allí donde las condiciones reales sean garantizadas plenamente. Sería necesario leer (y releer) la Resolución Ministerial 121-2021-Minedu (9-3-2021) donde se especifica quién toma la decisión de reiniciar las clases, cómo se debe coordinar y garantizar la integridad de los estudiantes y docentes. Esto recomienda el director de la DRE, Rosendo Serna Román; además dijo que, por ejemplo, en “Huacaybamba sí hay clases semipresenciales al 100%, pero cero en las zonas urbanas”. Volver a clases es un trabajo paciente y de articulación intersectorial.