La ejecución presupuestal en la región Huánuco avanza a paso lento, con muchas municipalidades, sobre todo distritales, sin llegar ni al 50% de gasto. Este problema no se debe únicamente a la falta de expedientes técnicos o la burocracia, sino que tiene una raíz más profunda: la falta de capacidad de gestión de las autoridades y la ausencia de funcionarios capacitados en administración pública. Esta situación se agrava por el cálculo político, que prioriza intereses personales y fomenta la corrupción.
Año tras año, la historia se repite. Mientras las necesidades del pueblo, como la construcción de escuelas, carreteras y puentes, siguen sin atenderse, las autoridades locales no logran ejecutar los fondos disponibles. La incompetencia de los funcionarios, muchos de los cuales carecen de experiencia o conocimiento técnico, paraliza los procesos. En vez de asumir su responsabilidad, los alcaldes y sus equipos prefieren retrasar los proyectos con el objetivo de obtener beneficios políticos o económicos a costa del bienestar de sus comunidades.
Es evidente que se priorizan los proyectos que resultan rentables políticamente, mientras que las obras necesarias para el desarrollo de las zonas más necesitadas quedan relegadas. Un caso emblemático es Pilcomarca, donde la construcción de varios centros educativos sigue pendiente, a pesar de la urgencia. En Huánuco, los huecos en las calles son prueba de la ineficacia en la planificación urbana. Las soluciones temporales solo agravan el problema, mientras los funcionarios continúan ignorando las verdaderas prioridades.
La gestión deficiente no solo es fruto de la incapacidad técnica, sino también de intereses oscuros. En muchos casos, los alcaldes retienen los fondos hasta el último momento, para luego asignarlos de manera dudosa a empresas afines, facilitando la corrupción. Este patrón ha sido repetido por anteriores gestiones, como la de Luis Picón, donde se desvió dinero público hacia constructoras sin fiscalización. Hoy, la historia amenaza con repetirse, afectando gravemente el progreso de la región.
Es urgente que los alcaldes renueven sus equipos y se rodeen de personal capacitado. De no hacerlo, el gobierno central podría reducir o retirar los fondos, viendo la incapacidad de gasto que Huánuco ha demostrado. Las próximas elecciones en 2026 representan una oportunidad para cambiar esta realidad. Es momento de exigir líderes con capacidad de gestión, honestidad y verdadero compromiso con el desarrollo.