LA VOZ DE LA MUJER
POR: Denesy Palacios Jiménez
Huánuco es uno de los repositorios de patrimonio arqueológico, sin embargo, vemos que no encuentra apoyo por parte de las instituciones públicas, llámese Ministerio de Cultura, Ministerio de Turismo o universidades, con mucha preocupación observamos que Promperú, saca del registro a más de un centenar de sitios arqueológicos de esta región y dentro de ellos tenemos los de arte rupestre. A partir de esta inquietud presentó en forma muy sucinta el conjunto de expresiones del arte rupestre de Huánuco. Inicialmente pensábamos que estas pinturas eran vestigios muy antiguos, relacionados con el Período Lítico Andino, pero a medida que fuimos conociendo mejor los paneles, así como su entorno, modificamos esta apreciación y podemos decir que a excepción del estilo Seminaturalista de Lauricocha, de probada antigüedad precerámica por Augusto Cardich, la gran mayoría corresponden a grupos agro-alfareros y pastores.
Es por ello que no es casual que las áreas que tienen mayor densidad de ocupación prehispánica, sean también las áreas que presentan la mayor concentración de sitios con arte rupestre.
La ocupación prehispánica de Huánuco es densa durante el Período Intermedio Temprano con la cultura Higueras, cuyo radio de expansión abarca desde Ancash hasta Ayacucho. Es probable que el arte rupestre como por ejemplo el estilo figurativo Esquemático tenga asociación con ella. Por otro lado, en el Período Intermedio Tardío, se observa la presencia de diversos grupos étnicos, claramente identificados en la gran cantidad de sitios arqueológicos, cuyos datos fueron contrastados por John Murra a partir de información de la Visita de Iñigo Ortiz de Zúñiga en 1562.
En quechua, se conoce a la manifestación del arte rupestre con el nombre de “Quillca”, “Quirca”, “Quellca”, que se traduce como grafía, letra o carta mensajera.
El Perú es un gran repositorio de arte parietal, el cual es prácticamente desconocido debido a la poca atención que ha merecido de parte de los investigadores, salvo los trabajos de Núñez Jiménez (1986), Ravines (1969, 1986), Guffroy (1979, 1987, 1999), Víctor Pimentel (1986), entre otros. El interés por el arte rupestre en Huánuco surgió con especial relevancia en la década de 1950, con los valiosos trabajos de Cardich en Lauricocha (1958) y Huargo (1973), y prosiguió con los trabajos de Ravines en Diablomachay (1964), además de las referencias proporcionadas por Pulgar Vidal (1962 – 63). El tema encontró mayor difusión en el II Simposium Internacional Americano de Arte Rupestre que organizó la Universidad Nacional “Hermilio Valdizán” de Huánuco en 1967.
Huánuco es uno de los sitios privilegiados del área andina en este tipo de manifestaciones culturales por su abundancia. Por supuesto, que gran parte de ellos están aún sin estudiar por lo que surge la necesidad de la carrera de arqueología en esta región para poder dar una respuesta a la necesidad de profundizar su conocimiento y entendimiento. De acuerdo con Ana María Lorandi, nadie puede abordar el estudio del arte rupestre de una región si no conoce a fondo la historia cultural de la misma, y por ello es que el arte rupestre de Huánuco no puede ser tomado como un tema aislado, sino que lo vinculamos con el desarrollo de las culturas locales.
Finalmente podemos decir que, en el análisis de las figuras o representaciones del arte rupestre huanuqueño, no se vislumbra un programa de composición, ni un eje de simetría, salvo las escenas de caza o pastoreo, y de otras escenas simples de posible actividad ceremonial; el gran repertorio de figuras se presenta como figuras aisladas dentro de un mismo panel. En Huánuco es posible observar que los diseños pintados predominan sobre los grabados, aunque, al parecer, en un momento ambos se privilegiaron coetáneamente. De otro lado, la diversidad de estilos que encontramos nos sugiere una apreciable secuencia cronológica, cuya duración podrá descifrarse cuando tengamos fechados precisos.
Lo que podemos afirmar es que este tipo de manifestaciones tiene enlace a nivel de las rutas que siguió el hombre cuando ingresó al continente americano, cuantos pueblos quieran contar con esta riqueza patrimonial y nosotros que la tenemos como testimonio del desarrollo temprano de nuestra cultura, no lo estamos valorando.