Para nadie es un secreto que la discriminación sigue en la mente de muchas personas y vigente en pleno siglo XXI. Hace poco, la prensa fue testigo de cómo unos vecinos de la urbanización Los Portales se rehusaron a que una institución educativa funcione en un terreno cercano que pertenece al sector Educación, donde se iban a construir aulas prefabricadas.
Nos referimos a la Institución Educativa La Milla Milagrosa, de nivel inicial, cuyas aulas se están cayendo y, que actualmente, funciona en una cochera con sus 30 alumnos. Los padres de familia y profesores unidos pidieron ayuda al Gobierno Regional, institución, que les proporcionó aulas prefabricadas. Afortunadamente, cerca de donde se ubican, existe un terreno que está a nombre del sector Educación, donde se planeaba instalar estas aulas; sin embargo, los vecinos se opusieron y reclamaron que ese terreno es para un parque.
Increíblemente, en el colmo de la ignorancia, algunos vecinos dijeron textualmente que ese tipo de aulas (prefabricadas) eran para pueblos jóvenes y no para la zona residencial, donde ellos viven, y otros disparates más que no vale la pena repetir.
Es muy triste y lamentable que algunas personas se sientan de una “clase superior” al resto, simplemente, porque viven en una zona residencial y, tal vez, por tener cierta posición económica. Demostrando su ignorancia, esta gente, entre ellos, un ciudadano español, pretende despreciar a estos pequeños que solo desean estudiar.
Este tipo de pensamiento anacrónico nos hace mucho daño como pueblo, aprendamos a respetarnos entre personas, independientemente, del color de nuestra piel o de nuestra condición económica. Identifiquémonos con lo nuestro, damas y caballeros.
Lo cierto del caso, es que la Dirección Regional de Educación va hacer valer su condición de propietaria del terreno.