A fin de atender la ansiedad y mejorar la estabilidad emocional ocasionada por la pandemia del COVID-19, el Ministerio de Salud fomenta el concepto de autocuidado. El anuncio lo hizo Kelly Castro médico psiquiatra del Minsa y jefa del Centro de Salud Mental Comunitario de la Universidad San Marcos.
“Esto tiene que ver con las herramientas que podemos ir desarrollando todas las personas, sin necesidad de tener un conocimiento muy profundo en salud mental. Así podemos ayudarnos a nosotros mismos y a nuestras familias”, explicó la experta.
En este marco de cuidado permanente se incluyen los primeros auxilios de salud mental. Estos son esenciales en situaciones de crisis y grandes cambios como el que experimentamos ahora mismo.
Estas herramientas ofrecen apoyo a quienes padecen ansiedad u otros trastornos emocionales. Pueden ser dados por la propia familia o personas de gran confianza para el paciente.
Paso 1. Escuchar
Se inician con la escucha activa del problema que los aqueja, una escucha que involucra no solo oír. Además, hay que mirar con atención, revelando empatía, esa capacidad de ponerse en lugar de la persona que sufre.
“Debe haber cercanía física si hablamos de personas que están con nosotros en casa, pero también puede darse un apoyo de modo virtual. Lo importante es demostrar que en ese momento estoy para ti”, anotó la psiquiatra.
Paso 2. Respirar profundo
Si a pesar de la conversación franca y prolongada la angustia no cesa, se puede aplicar el segundo paso de los primeros auxilios de salud mental. Este consiste en trabajar una respiración profunda, que debe efectuarse por lo menos unas tres veces, a fin de volver a conectarnos con el presente y alejar la sensación de miedo descontrolado.
Para ello se inhala el aire por la nariz hasta que el estómago se hinche lo más que pueda. Se retiene unos segundos y luego se exhala dejando salir el aire por la boca. Esto se repite hasta lograr relajar el cuerpo.
Paso 3. Activar los sentidos uno a uno
Si la persona requiere aún mayor intervención para lograr conectarse con ella misma, la experta recomendó apelar, como tercer consejo, a la activación de los sentidos, uno a uno.
“Se puede comenzar con el oído, luego el gusto, el olfato, el tacto. De repente se puede empezar con la vista y para conectarme con mi presente puedo localizar algunos objetos que estoy viendo en ese momento donde me encuentro o estoy haciendo la crisis: mi dormitorio, en el resto de la casa”.
Es importante pedirle a la persona que reconozca lo que está viendo, uno, dos o tres objetos. Que los mire y defina. Y luego pasar a otro sentido, como el oído. En ese momento puede identificar qué está oyendo: un carro, el llanto de un niño. Luego seguimos con el olfato, oliendo algo que le guste, un perfume, por ejemplo.
Esto permitirá ir recuperando el presente y su ritmo.
Paso 4. Atención especializada
La jefa del Centro de Salud Mental Comunitario de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos comentó que algunos casos de ansiedad podrían requerir atención especializada.
La persona de mayor confianza o que está tratando de calmarnos podría buscar esa ayuda, ya sea de forma presencial o por teléfono. Puede comunicarse con los centros de salud mental comunitarios directamente, a través del directorio general del Ministerio de Salud.
“Recordemos que los centros de salud mental comunitarios se distribuyen en todo el país, tenemos más de 150. Estos han incorporado la atención a nivel presencial como también la modalidad a distancia”.
La otra opción es comunicarse con la línea telefónica 113, opción 5, que atiende las 24 horas.
La atención a los problemas de salud mental es tan importante como los de salud física. De allí la necesidad de buscar ayuda en caso de requerirla.