Por necesidad, muchas veces, una persona podría aceptar un trabajo tan arriesgado como el de recolector de residuos sólidos, donde, cotidianamente, los trabajadores ponen en peligro su integridad física, ya que trabajan sin implementos de seguridad ya sea de día o de noche, feriados y domingos, con sol o con lluvia. Claro que se diferencian de otros, que también son de mucho riesgo, como los policías, construcción civil y los periodistas, que nos enfrentamos con delincuentes, personajes soberbios y poderosos y autoridades intolerantes. En pocas palabras todas las actividades son de cuidado.
A falta de vehículos recolectores-compactadores, la Municipalidad Provincial de Huánuco utiliza camiones o volquetes abiertos, muy altos, que no son aptos para el recojo de basura. Durante el recorrido de estos por las calles y su traslado al botadero de Chillipampa, los trabajadores se ven expuestos a accidentes como el que ocurrió la noche del lunes. Ya sea por la carencia de medidas de seguridad de los obreros, el exceso de confianza o simplemente por un descuido, tanto del conductor como del mismo trabajador, se perdió una vida.
Que la muerte del obrero Antonio Ambrosio sirva para corregir algunos errores, como el de cargar basura en exceso en estos vehículos. Que los choferes sean más profesionales y que los rompemuelles estén permanentemente señalizados.
Por otro lado, la comuna debería de adquirir camiones compactadores mediante una campaña de concientización a la población al pago de sus tributos, pues exigimos un derecho, pero no cumplimos con nuestro deber de pagar oportunamente los servicios.
Lamentamos la muerte de un humilde trabajador, que para buscarse el sustento, tuvo que realizar esta arriesgada labor sin la protección adecuada, es decir sin arneses, guantes, uniforme, zapatos y mascarillas que evitan la contaminación por los malos olores que emana la basura.