YO SOY MARIO VARGAS LLOSA

Arlindo Luciano  Guillermo

Lo esperé como un gato a un ratón, en la sala Blanca Varela, en la vigesimocuarta Feria Internacional del Libro (Lima, sábado 20 de julio) para entrevistarlo. Osadía mayor no podría emprender. La gente empezó a aplaudir. Alisto las herramientas para mi trabajo periodístico. Estaba ingresando el “mayor escritor peruano vivo”. Ocho guardaespaldas lo protegen. Aparece Mario Vargas Llosa. Terno azul presidente, corbata roja, zapatos relucientes, medias negras, gemelos plateados en los puños de la camisa. Le extendiendo la mano. “Hola, Mario”. Es todo lo que dice. También aparece Sergio Ramírez, el gran novelista nicaragüense, autor de Margarita, está linda la mar y Adiós, muchachos. (La coma es mía.) Todo esfuerzo por acercarme es inútil. No siento la frustración de conversar con él. Tengo la batería de preguntas en mi libreta de apuntes.

Mario, 83 años vivito y coleando. ¿Hay Mario para rato?

Sí, me falta mucho por vivir y hacer. Creo más coleando que vivito. (Risas). Uno no sabe cuándo se va a morir. Que la muerte me sorprenda mientras yo escribo. 

¿Cuál es su sentimiento cuando regresa al Perú?

El Perú sigue en democracia, se respeta la libertad de expresión y existen eventos culturales como la Feria Internacional del Libro, una oportunidad para conversar de literatura, política y autores de ayer y los recientes. Por otro lado, me apena la crisis institucional y la corrupción por la que atraviesa el Perú. Pero sabremos salir airosos.

Cuando recibió el Premio Nobel de Literatura en 2010, dijo que Patricia era el Perú. ¿Sigue siendo ella el Perú?

Por supuesto que sí. El pasado no se puede arreglar. La vida continúa. Hoy vivo en otro momento personal. Patricia nunca dejará de ser el Perú, viví con ella más de medio siglo. Solo no hubiera podido escribir tantas novelas ni tener tres hijos. 

A usted le causa alergia crónica cualquier régimen estatista, autoritario.

Efectivamente. Siempre defiendo la libertad, la pluralidad ideológica y cultural, la democracia, el imperio de la ley y la propiedad privada. El paraíso de la igualdad absoluta es una utopía, no existe. El comunismo es una falacia absurda.  

¿Cómo enseñarles a los peruanos, principalmente a los jóvenes, el ejercicio del pensamiento crítico?

La lectura de literatura, de novelas, es una buena práctica para aprender a imaginar, deleitar y desarrollar la crítica responsable. La crítica tiene que ir acompañada de una propuesta,  sino uno se convierte en un charlatán. Un pueblo con pensamiento crítico piensa antes de tomar decisiones; si se equivoca sabe reconocer y se enmienda.

Si tuviera que hacer un escrutinio como el que ocurre en El Quijote, ¿qué libros se salvarían del fuego?

(Piensa como un filósofo). Creo que Conversación en La Catedral. Es la novela que más trabajo me ha dado hace 50 años.

¿Por qué?

Resume los grandes problemas del Perú, que aún se puede ver y constatar. La dictadura de ocho años de Odría, la corrupción, el populismo, la pobreza, el deterioro de los valores cívicos. Odría hizo obras, no justifica su dictadura. Nada justifica robar al Estado.

¿Le hubiera gustado ser poeta como Vallejo, Neruda u Octavio Paz?

Tal vez, pero dejo a la poesía para los poetas. Leo poesía, soy amigo de poetas, valoro la poesía como la más alta expresión del lenguaje literario.

¿Sobre Tiempos recios, su próxima novela, qué nos puede adelantar?  

Es una novela que pronto será publicada. Es sobre el derrocamiento del presidente Jacobo Árbenz en Guatemala en 1954, complotado por la CIA, el presidente Eisenhower y la patraña de la penetración del comunismo a través del país centroamericano.

Usted fue garante de varios presidentes. ¿Se siente decepcionado?

Claro que sí. Ellos incumplieron palabra y promesa. Dijeron que iban a gobernar con honestidad, hicieron todo lo contrario. Que la justicia haga su trabajo con imparcialidad.

Quedan algunas preguntas en la libreta, pero ya no hay tiempo para conversar más. Le estrecho la mano otra vez. Sonríe, muestra los dientes de lepórido. Avanza lento hacia al backstage para coordinar el conversatorio sobre Los paraísos narrativos de América Latina. Recorro pacientemente la feria de libros, compro libros con tarjeta VISA. Mario y Sergio conversan apasionadamente sobre ficción y realidad. Ambos escritores saben combinar la biografía personal y la verdad histórica magistralmente para crear una ficción persuasiva, que nosotros leemos en sus novelas. (Despierto sonriendo en Matucana). Retomo la lectura de Las ínsulas extrañas de Emilio Adolfo Westphalen. Huánuco todavía está lejísimo.