Víctor Domínguez: “El quechua es el vehículo de comunicación entre el campo y la ciudad”

En las últimas semanas se han generado debates sobre el quechua de Huánuco. Debates que iniciaron con la respuesta que emitió el Ministerio de Educación sobre la Ordenanza Regional n.° 020-2015, publicada en el diario oficial El Peruano, en la que a través de la Dirección General de Educación Intercultural Bilingüe y Rural (Digeibira), declara  que el Gobierno Regional de Huánuco no está facultado para oficializar o reconocer el alfabeto o las reglas de escritura uniforme de la lengua quechua, por no ser de su competencia. Para comprender esta problemática entrevistamos al maestro Víctor Domínguez Condezo, voz autorizada en el tema, quien también ha sido consultado por el Ministerio de Educación.

¿Qué debemos saber sobre el quechua?

En primer lugar, el quechua en el Perú es un solo idioma con muchas variaciones.  Si hablamos del quechua central, el quechua de Junín es bastante diferente al de Pasco, Huánuco y Ancash. Estas varían de acuerdo a los énfasis que dan los hablantes. El quechua es el vehículo de comunicación entre el campo y la ciudad; por ende, debe ser el sustento para las etimologías, para entendernos mejor como peruanos, la política cultural debe emular a nuestros idiomas andinos. Esa parte no se ha conversado, y tampoco se ha discutido sobre el valor histórico y patrimonial del quechua.

Hablemos sobre la Ley n.° 29735 que regula el uso, preservación, desarrollo, recuperación, fomento y difusión de las lenguas originarias del Perú.

En la mesa de diálogo, los representantes del Ministerio de Educación han mencionado que la resolución y la norma están dadas, por lo tanto hay que respetarlas. Pero se contradicen, pues en la ley no dice que son definitivas, inalienables e incorregibles. Si no que cada región debe ir modificando o adecuando, como es el caso de los artículos 5 y 13. Esta ley está recibiendo reclamos y observaciones en Huánuco, pero los representantes del Ministerio no lo quieren aceptar.

El tema de discusión es sobre la escritura del quechua en Huánuco, ¿debe escribirse con h o j?

Sustento que todos los pueblos sigan pronunciando como lo han hecho desde tiempos muy antiguos, eso no se puede cambiar. Es cierto, hay variaciones entre las diferentes provincias de Huánuco, pero todo ello tiene un solo significado. Para la escritura se tiene que buscar cierta uniformidad, pero hay sonidos que no se pueden uniformizar, el caso de la “j” en Huánuco es muy especial y tiene sus raíces especialmente en el [tsa] o en algunos casos en el [cha], porque si se escribe con “h” se distorsiona todo.

Es aquí donde entra a tallar la Resolución Ministerial n.° 1218-8-ED

Claro, en esta resolución se oficializa el alfabeto quechua y aimara, así como las normas de ortografía y puntuación para su escritura, las mismas que fueron aprobadas en el I Taller de Escritura Quechua y Aimara de 1983.

En el panalfabeto quechua se han considerado consonantes y  vocales. Pero también se puede apreciar algunas excepciones como lo son el caso del quechua de Cajamarca, del alto Napo y otros. Incluso existe la posibilidad de los préstamos lingüísticos. Entonces tendría que haber una excepción para Huánuco también. ¿Por qué nos han discriminado?. La excepción sería que se escriba con “j”.

¿Qué es lo que hace falta para que esto suceda?

Lo que nos está faltando es argumentar, fundamentar desde un punto de vista más técnico, desde el lado fonológico, basado en sonidos y al mismo tiempo basado en la lingüística diacrónica, que trata de la evolución de los sonidos. Discutir por la “h” o “j” es un punto mínimo. Si hablamos del quechua, esta está desapareciendo, hay que preguntarnos ¿Qué hacemos para recuperarlo?

¿Cuáles serían sus reflexiones finales?

Tenemos que reformular posiciones y sobre todo proyectarnos, llegamos al bicentenario con una situación distorsionada. Deben ser tiempos de reflexiones serias y alturadas, en el caso del quechua por ejemplo cómo hacemos para su supervivencia en el futuro. Debemos trabajar con contenido andino, con los aportes de fuera, pero con base andina.