Intelectual huanuqueño que ha compartido experiencias con destacados intelectuales como Wilfredo Kapsoli, Javier Vadillo, Alberto Carrasco, entre otros, quienes han sido parte de su formación y trayectoria. Ha publicado alrededor de 15 libros y más de 400 artículos en diversos medios de comunicación. En este mes de las letras cumplió años.
Tuvimos el grato honor de conversar con él sobre su trayectoria, sus perspectivas acerca de nuestra evolución como sociedad, entre otros temas. Compartimos con ustedes esta agradable entrevista:
Usted no solo ha escrito literatura, si no también historia, arqueología, antropología, geografía y arte rupestre. ¿Cómo se abre paso por este mundo?
En el ámbito literario estuve buen tiempo (confieso que no soy buen literato, aunque muchos me han dicho que sí). Después tuve que plasmar lo que sabía de niño, porque ahí estaban mis raíces, yo jugué sobre los centros arqueológicos cuando niño, eso me inspiró mucho para conocer más nuestro pasado. Por eso empecé a estudiar las danzas, mitos y leyendas, historia de los pueblos y así me abrí a un mundo interdisciplinario. Hace poco he publicado un libro sobre arte rupestre que ha estado abandonado en nuestro departamento, a pesar de que conjuntamente con Pasco y Ancash tienen mayor número de cuevas y de expresiones del arte rupestre, me he enfocado en la escritura antigua en el centro del Perú.
También ha escrito sobre la cultura andina
Los Andes han tenido expresiones culturales tan originales, en todo lo que el hombre haya podido construir, crear y recrear para su supervivencia. Se desarrolló aquí en los Andes, la cultura andina no se dejó dominar, sobrevive porque es muy consistente, sostenible, por eso no se acabó. Hay un porcentaje menor de cultura en el Perú auténticamente andina y la auténticamente occidental también es un grupo muy reducido. Juan José Vega decía que: “nosotros somos un país donde se nota las piltrafas de España y los harapos de los incas”.
¿Cuál la característica principal de la Cultura Andina?
En la Cultura Andina se practicaban valores muy importantes como la solidaridad, cooperación, etc. El gran valor que aún no hemos perdido, pero ya lo estamos perdiendo, es el amor a la naturaleza como madre, como origen, como vida sobre todo el equilibrio entre la naturaleza y el hombre, los españoles llegaron con un pensamiento egoísta, acaparador y de mucha corrupción, que hasta ahora se ha desarrollado en el Perú. Esa herencia que dejaron los españoles hasta ahora no hemos podido borrarla.
Entonces ¿Qué tipo de cultura tenemos?
Estamos en un mundo donde el 60 o 70 % es mezclada, otros la llaman cultura chicha y eso es lo que prima ahora, esa cultura chicha que es lo que promueven y apoyan los gobiernos.
¿Qué problemas sociales son los más perceptibles?
En primer lugar, el problema educativo, no sabemos para qué educamos y los chicos no saben para que se educan. Si nos educáramos para desarrollarnos humanamente en el lugar donde estamos, ese tipo de educación podría mejorar nuestra situación problemática.
En segundo lugar, la destrucción de la naturaleza, el tercer problema es la picardía, la criollada europea y toda esa desgracia en la que estamos viviendo, y la política, la politiquería que ya no sirve para nada. Llego a los 80 años con todos estos problemas, pero con ganas de seguir afrontándolos.
¿Cómo los afrontamos?
La solución está en que nos organicemos educadores, periodistas, sociólogos, científicos, técnicos, todos para pensar en las soluciones. Utilizar la política del “Re”: repensar, reconstruir, reformar, reevaluar, etc.
Siempre y cuando los que están en el poder acepten, si el poder acepta y cambian las políticas, entonces estaremos dispuestos a apoyarlos. Podemos pensar bien, pero desprecian nuestros pensamientos y eso pasa a ser un discurso al aire.
¿Cuál es el papel de un intelectual en estos tiempos?
La responsabilidad, los intelectuales de ahora no somos responsables. Tenemos que escribir con responsabilidad social, humana y patriótica si se quiere. Sucede que nos hemos vuelto individualistas, pasivos con lo que no nos interesa. Necesitamos organizarnos sobre la base de la responsabilidad, de quienes somos frente a esta situación, o somos cómplices o de alguna manera tenemos esa responsabilidad de defender nuestra palabra. Nietzsche lo ha dicho: “Di tu palabra y rómpete”, eso es lo que tenemos que hacer, sobre todo en Huánuco que es donde vivimos. Los intelectuales no nos pronunciamos ante estas problemáticas, estamos callados, entumidos, pero tenemos que decirlo.
¿Considera que la labor de un historiador ha cambiado en estos tiempos?
No se ha hecho esa historia auténtica, interpretativa, de los valores y significados para crear conciencia, conciencia de ser peruanos útiles y responsables para resolver los problemas del país y eso no lo estamos haciendo.
¿Cómo llega Huánuco en este camino al bicentenario?
El camino de los 200 años nos hace llegar al fracaso, fracaso total y será motivo para que a partir del fracaso podamos emprender nuevos caminos, reconstruir, reformar, repensar. Ha habido cambios, pero hacia lo negativo, la superficialidad, el descontento, la división, la aculturación y sigue habiendo. Pero no hay cambios positivos relevantes e impactantes hacia el desarrollo humano.
¿Qué le espera a Huánuco en adelante?
Nos espera caminos inciertos y de repente muy terribles desde el punto de vista ambientalista, lo único que nos queda es actuar con mucha responsabilidad. Invito a todos los intelectuales a debatir para plantear soluciones, para ver qué caminos le podemos trazar a Huánuco a partir de estos 200 años.
¿Qué es lo que le queda de toda su experiencia en estos años?
Queda seguir colaborando, difundiendo, debatiendo a partir de lo que hemos aprendido, pensando en lo que no se ha hecho, a partir de ahí y con lo que han hecho otros intelectuales volver a repensar a revisar, para plantear ¿que dejar?, sobre todo los mayores. Ahora y los nuevos años que vendrán, ahí tenemos una gran responsabilidad los intelectuales. Es como dar la vuelta al mundo en 80 años.