Escrito por: Samuel Cárdich
Es verdaderamente triste la noticia del fallecimiento del distinguido médico y humanista Joaquín Garay Figueroa. Lo es por diversos motivos. Tal vez, el más destacado de ellos, sea por el gran sentimiento de amor al prójimo que impulsó su práctica profesional y que lo llevó a ser uno de los médicos más profundamente comprometidos con sus pacientes, y, en especial, con los pobres que caían en enfermedad y acudían a él en busca de ayuda, encontrando siempre una mano fraterna y la solidaridad de su espíritu que los acogía. Por ese motivo, integra con el mayor honor la tríada de galenos ilustres que destacaron por su sentido humano y lo integran los doctores Carlos Showing Ferrari, Virgilio López Calderón y Joaquín Garay Figueroa.
El otro motivo para deplorar su deceso, es por su aporte al campo de la cirugía, al haber creado una innovación técnica para operar divertículos en el colón y que ha servido como valiosa referencia para mejorar la cirugía de este cuadro clínico. En sus largos años como Jefe de Cirugía del Hospital General “Hermilio Valdizán”, realizó miles de operaciones de cirugía mayor y menor, devolviendo la salud y la vida a hombres y mujeres de toda edad, personas que, seguramente, nunca dejaron de agradecer sus conocimientos y pericia como cirujano. Asimismo, el doctor Joaquín Garay contribuyó en forma decisiva en la fundación de la Liga de Lucha contra el Cáncer, llevado por su preocupación médica ante el incremento de casos en la localidad de esa grave enfermedad.
Cabe destacar, asimismo, su don de gente y el carisma que le hacía entrar en comunicación con personas de trato disímil, quienes, cuando el caso lo requería, encontraban en él a un hombre de gran experiencia que no escatimaba un consejo, el planteamiento de solución a un problema.
Pese a ser una personalidad influyente, ampliamente apreciada por la población huanuqueña, nunca quiso participar directa, ni indirectamente en política, a sabiendas que es una actividad que, mayormente, termina denigrando la conducta de quien lo practica, habiéndose limitado a lo largo de su vida al campo de la medicina, para cuyo ejercicio se había preparado con gran esmero. Los que fuimos sus parientes o amigos, supimos directamente del gran valor que tenía como persona, de su integridad moral sin tacha.
La desaparición del doctor Joaquín Garay Figueroa constituye una pérdida irreparable para Huánuco, y aflige profundamente a quienes lo conocimos y estimamos, pero al mismo tiempo, nos reconforta la certidumbre de saber que fue un hombre de servicio al prójimo, que solo supo hacer el bien, que fue un ciudadano honesto y un huanuqueño que amó profundamente a la tierra que lo vio nacer. Descansa en la paz de los hombres que honran a la humanidad, querido Joaquín.