UN CASTILLO DE ARENA BREVE DIAGNÓSTICO DE LA ACTUALIDAD ECONÓMICA DEL PERU

Escrito por: Edu Acosta  (Economista de la CCIHCO)

La economía peruana ha sido históricamente caótica y, a pesar de que hace unos años era admirada, elogiada, vista con envidia por casi todo el continente; hoy vuelve a estar cuestionada, relegada, vista con reserva; y lo que es peor, denostada por su propia gente.

Al margen de las discrepancias ideológicas existentes entre aquellos que defienden el modelo y los que lo critican, nadie se atreve a negar que la actualidad económica del país es precaria, por decir lo menos. No solo porque la pandemia ha desnudado por completo las falencias estructurales de nuestra economía, sino también porque el panorama económico de los próximos años es tremendamente incierto.

Una economía endeble

El Perú llega a su bicentenario con graves falencias económicas. Esto se refleja en los últimos informes publicados por el INEI que, entre otras cosas, muestra que el desempleo se incrementó en 3,5% durante el primer trimestre del 2021 en comparación a similar trimestre del 2019 (pre pandemia COVID 19), lo que equivaldría a 580 mil 700 personas más en situación de desempleo. Además, la informalidad en nuestro país ha crecido significativamente en el último año, situándose actualmente en un 75% según el último informe del INEI, y en casi un 80% según otras estimaciones.

Sin embargo, las falencias más preocupantes no son necesariamente aquellas que se generaron a causa del COVID que, en el peor de los casos, se irán corrigiendo lentamente en los próximos años; sino aquellas que hemos venido arrastrando tortuosamente por décadas. Entre los principales problemas económicos estructurales que «ostenta» nuestro país se encuentra el lamentable avance de los servicios públicos,  «garantizados» por el aparato estatal; la desmedida informalidad, que se ha incrementado incluso más a causa de la pandemia; la desigualdad, que en las últimas décadas casi no se redujo si la medimos en términos no monetarios; y un largo etcétera que debe ser prioritario para cualquier gobierno futuro.

 ¿Y Huánuco?

Lamentablemente nuestra región no es la excepción al hablar de problemas económicos graves. La pandemia ha causado estragos enormes en la región, y a pesar de que se nota cierta mejoría en comparación al año anterior, el último informe del INEI nos muestra que la producción regional sigue cayendo (-0,8% durante el primer trimestre del 2021), esto debido principalmente a que algunos sectores económicos, como la minería, aún no han podido reactivar sus actividades ni al 30%; así también, se estima que la informalidad ha superado los niveles del 85%, mientras que el desempleo se encuentra en niveles más altos en comparación a la época pre-pandemia.

Entonces, ¿qué debemos esperar para los próximos años?

Las proyecciones del BCR muestran cierto optimismo en la recuperación de nuestra economía durante los próximos años, esto claro esperando que el próximo gobierno del profesor Castillo se esfuerce en mantener la estabilidad económica del país. Sin embargo, el mayor reto para el profesor Castillo no se encuentra en la recuperación económica post pandemia, sino más bien en la implementación de ese modelo económico más inclusivo, cercano a la población, «del y para el pueblo», que él prometió en campaña.

Esperemos entonces que en esta ocasión las proyecciones realizadas por el BCR se ajusten a la realidad y este año crezcamos a un 10.7%, como lo anuncio Velarde hace unos días. Pero sobre todo, esperemos que el sueño de ver un país mejor, con mayores y mejores oportunidades para todos se empiece a gestar en este próximo gobierno. No cometamos los mismos errores de antes, ya una vez sacrificamos la inclusión en nombre de la estabilidad, no sacrifiquemos ahora la estabilidad en nombre de la inclusión; porque de ser así, volveremos a construir un ‘castillo’ de arena que, más pronto que tarde, se volverá a derrumbar.