La imposición de aranceles, especialmente en sectores clave como el del acero y el aluminio, ha sido una herramienta recurrente en la política comercial de la administración Trump. Ahora, el expresidente se prepara para introducir nuevos gravámenes sobre metales extranjeros esta semana, prometiendo, en principio, una postura inflexible sin las exenciones que marcaron su primer enfrentamiento comercial. Esta decisión se produce en un contexto de crecientes tensiones comerciales a nivel global y en medio de debates sobre la competitividad de la industria estadounidense.
Según la investigación publicada por The New York Times, esta aparente determinación ya ha sido puesta en tela de juicio. La presión ejercida por fabricantes de automóviles, agricultores y otras industrias logró que el Sr. Trump diera marcha atrás rápidamente con los aranceles generales que había impuesto el martes a todas las importaciones provenientes de Canadá y México.
El reportaje señala que, para el jueves, esos aranceles habían sido suspendidos indefinidamente para todos los productos que cumplieran con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, ahora conocido como el Tratado entre Estados Unidos, México y Canadá (T-MEC). Esto representa aproximadamente la mitad de todas las importaciones desde México y cerca del 40 por ciento de las importaciones desde Canadá. Este cambio de rumbo ha abierto una ventana de oportunidad para que industrias y gobiernos extranjeros intenten influir en la administración antes de que los aranceles sobre metales entren en vigor, fijado para el miércoles a las 00:01, y otros gravámenes planeados para el 2 de abril.
Funcionarios de diversos países han estado insistiendo en la necesidad de obtener exenciones para su acero y aluminio. Se espera que el ministro de comercio de Japón, en reuniones programadas en Washington el lunes, también busque una exención de los aranceles sobre automóviles, una medida que el Sr. Trump ha indicado que podría implementarse en abril. Cabe recordar que el sector automotriz es un importante consumidor de acero y aluminio, lo que hace que estos aranceles tengan un impacto directo en sus costos de producción.
Matt Blunt, presidente del American Automotive Policy Council, un grupo que representa a los fabricantes de automóviles estadounidenses, emitió un comunicado en el que expresó la preocupación de Ford Motor, General Motors y Stellantis por el impacto de los gravámenes. Blunt explicó que estas compañías adquieren la gran mayoría de su acero y aluminio en Estados Unidos o en Norteamérica, pero temen que los aranceles impuestos a Canadá y México «añadan costos significativos para nuestros proveedores».
Las empresas, según el comunicado, están revisando y esperando detalles de los aranceles propuestos. La principal inquietud radica en que la imposición de estos aranceles a socios comerciales clave como Canadá y México podría desestabilizar las cadenas de suministro y elevar los costos de producción, afectando la competitividad de la industria automotriz estadounidense.