Trump amenaza a Moscú con nuevas medidas restrictivas después del bombardeo ucraniano más extenso desde 2022

La escalada bélica en Ucrania, marcada por un recrudecimiento de los ataques rusos, ha provocado una firme reacción por parte de la administración estadounidense. El potencial endurecimiento de las sanciones contra Rusia se vislumbra como la respuesta de Washington ante la intensificación del conflicto y la persistente negativa de Moscú a desescalar la situación.

Según la investigación publicada por Gestión, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, no descartó la imposición de nuevas sanciones a Rusia, tras el más reciente bombardeo contra territorio ucraniano, considerado el más severo desde el inicio de la invasión en febrero de 2022, y que según fuentes ucranianas, resultó en la pérdida de al menos dos vidas y dejó a más de treinta personas heridas.

Las declaraciones de Trump, emitidas desde el Air Force One, reflejan una postura de creciente preocupación por la persistencia del conflicto y la aparente falta de voluntad del Kremlin para buscar una solución pacífica. El mandatario estadounidense calificó las acciones de su homólogo ruso, Vladimir Putin, como inaceptables, señalando que «simplemente sigue matando gente».

En el diálogo telefónico mantenido el jueves entre Trump y Putin, se abordó la posibilidad de aplicar medidas económicas punitivas. Trump afirmó que Putin «entiende lo que puede pasar», sugiriendo que el mandatario ruso es consciente de las consecuencias económicas que acarrearía una mayor escalada del conflicto. Sin embargo, la conversación no impidió que, horas después, las fuerzas rusas lanzaran un ataque aéreo masivo, con un saldo de 550 proyectiles, de acuerdo con información proporcionada por la fuerza aérea ucraniana.

A pesar de los contactos diplomáticos reanudados en mayo, las negociaciones entre Rusia y Ucrania permanecen en punto muerto. La segunda ronda de conversaciones, celebrada en Turquía, no logró superar los principales obstáculos. Putin insiste en que Ucrania debe ceder el control de las regiones de Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia, además de Crimea, anexada por Rusia en 2014, y exige garantías de que Kiev no se unirá a la OTAN. Estas demandas han sido rechazadas por el gobierno ucraniano, que exige la retirada total de las tropas rusas de su territorio.

El presidente Trump también mantuvo conversaciones con el canciller alemán, Friedrich Merz, para discutir el posible suministro de sistemas de defensa aérea Patriot a Ucrania. Aunque aún no se ha tomado una decisión definitiva, Trump señaló su intención de «reforzar» las defensas aéreas ucranianas en coordinación con sus aliados, buscando así elevar la capacidad defensiva de Kiev frente a los constantes ataques aéreos rusos. En un contexto de crecientes tensiones, la colaboración entre Estados Unidos y sus aliados europeos se muestra crucial para apoyar a Ucrania y disuadir nuevas agresiones.

El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, confirmó haber conversado con Trump sobre el fortalecimiento del apoyo militar, aunque no ofreció detalles específicos sobre las armas o sistemas que se podrían suministrar. Este refuerzo, de concretarse, representaría un importante impulso para las fuerzas ucranianas, que luchan por defender su territorio ante una potencia militar superior. La situación en Ucrania sigue siendo crítica y requiere una respuesta coordinada de la comunidad internacional para evitar una mayor escalada del conflicto y proteger a la población civil.