Triste realidad de locales escolares

La crisis educativa para miles de estudiantes en la zona rural, solamente, ha empeorado desde la pandemia. Las diferentes instituciones del Estado han demostrado una gran incapacidad para poder llegar a estas zonas y solucionar sus problemas.

Como resultado, estos niños y jóvenes están creciendo en ambientes bastantes deficientes.

Hablamos de escuelas, tanto en el casco urbano como en las zonas rurales, como Marabamba y Las Moras, por mencionar algunas. 

Imagínese usted la terrible realidad que viven cientos de pequeños de diferentes instituciones educativas. Cuyas precarias infraestructuras corren riesgo de desplomarse y aplastar a los menores. 

Es una gran preocupación para los maestros, padres de familia y los mismos estudiantes. ¿Cree usted que estos pequeños van a poder conseguir buenos resultados académicos? Por el contrario, únicamente se ha registrado mayores tasas de abandono y peores resultados educativos.

Estos estudiantes ya tienen la gran dificultad de vivir y crecer en entornos desfavorecidos; sin embargo, a ello se le debe de sumar la negligencia del Estado para perpetuar el ciclo de la pobreza y la desigualdad, ya que estos estudiantes tienen menos probabilidades de tener acceso a los recursos que necesitan para tener éxito en la escuela y en la vida.

Hay que tener en cuenta que la falta de una infraestructura adecuada limita, considerablemente, los recursos disponibles para los estudiantes y los educadores. Esto es bastante evidente en las zonas vulnerables, donde se aprecian aulas superpobladas, falta de suministros y falta de tecnología.

Peor aún, debido a la pobre infraestructura, el trabajo de los educadores se complica mucho más para lograr enseñar eficazmente a sus alumnos. 

Esto puede llevar a la frustración tanto de los profesores como de los alumnos y, en última instancia, puede obstaculizar el proceso de aprendizaje.

Sería importante reconsiderar también el tipo de infraestructuras, de las cuales el Estado está acostumbrado a construir, hablamos de los enormes elefantes blancos, que cuestan varios millones de soles, cuyo impacto muchas veces no llega a ser el esperado.

Muchas veces lo que se requiere es una escuela pequeña, pero que cuente con todos los implementos necesarios para que facilite brindar una educación de calidad.

El ministro Rosendo Serna tiene varios meses en el cargo y si bien es cierto, que tiene que tratar de solucionar todos los problemas a nivel nacional, sería interesante que le preste mayor atención a su región. 

Lo ideal sería que el 2023, todos los niños inicien el año escolar en condiciones dignas ya sea en la ciudad y en el campo.