«TINGO MARÍA» DE ELISEO TALANCHA CRESPO

Por: María Belén Soria Casaverde

Historiadora UNMSM

PRÓLOGO

Una de las características del devenir histórico de los cambios en la circunscripción territorial peruana, como lo indica la historiadora Nuria Sala, con base en la información recogida de la Dirección Nacional Técnica de Demarcación Territorial, ha sido la multiplicación acelerada de departamentos, provincias y distritos desde la independencia hasta el año 2001. Esta práctica promovida desde el Congreso de la República es consecuencia directa de un modelo de creación que prioriza la representación política ejercida en nombre del espacio territorial y no de la ciudadanía. En ese sentido, podemos constatar en esta obra Tingo María. Historia de la demarcación política de Leoncio Prado. Desde el Tahuantinsuyo a la actualidad,  escrita por Eliseo Talancha, no escapa a dicha constante de crear, suprimir, delimitar o redelimitar ámbitos jurisdiccionales.

La presente obra se divide en 13 capítulos que abarcan más de cinco siglos. Su historia jurisdiccional se remonta a la existencia de la región Rupa Rupa durante la época del Tahuantinsuyo. Aquella fue una zona de frontera ubicada entre dos ecosistemas y los mundos de los pobladores del ande y la Amazonía. Esta extensa región fue conocida con el nombre de Tingo María en la época colonial, siendo objeto de frustradas exploraciones hispánicas en busca de El Dorado y el Paititi, comandadas por conquistadores ávidos de hallar nuevas riquezas y el legendario oro escondido del inca. A pesar de las escasas fuentes para este periodo, el autor ha sabido reconstruir la historia de esta región desde sus antiguas naciones preincaicas, originalmente habitada por Chuscos, Panatahuas, Tingaleses, Payansos, Carapachos, Chaienas Tulumayos, entre otros pueblos indígenas. Asimismo, en los capítulos siguientes, la investigación permite apreciar cómo estos fueron invisibilizados por los españoles, pues ninguna de las unidades de circunscripción territorial creadas durante la colonia fue bautizada con los nombres de los pueblos originarios. Esa omisión histórica comprueba que la política de demarcación territorial reflejó los intereses y prejuicios de los colonizadores, esta situación se prolongó hasta la República.

En el texto conviene destacar la solidez de sus afirmaciones, fundadas en una revisión exhaustiva de informes, relatos de viajeros, crónicas franciscanas, proyectos de leyes, debates parlamentarios, diarios, revistas, memoriales y entrevistas. Apela incluso a la tradición oral para construir un relato original que detalla no solo la historia política territorial, sino también aspectos socio-económicos, culturales, comerciales y de urbanismo y explotación de los recursos naturales de la región. Desde esa perspectiva, traza la historia de la colonización de la provincia de Tingo María dividida en los distritos que actualmente la componen. Es notable además la permanencia de dicho nombre en la memoria de sus pobladores, aun cuando cambió su denominación por provincia de Leoncio Prado en homenaje al héroe huanuqueño de la Guerra del Pacífico.

La creación formal de la provincia de Tingo María, que podemos llamar “fundación oficial”, se inició con la presentación de los proyectos de ley de los diputados Nilo Lambruschini, representante del departamento de Huánuco (1939) y Teobaldo J. Pinzás, representantes de la provincia de Huamalíes (1940). Ambas iniciativas legales motivaron una serie de debates parlamentarios, expresión fidedigna de lo que Pablo Macera calificó como “sociología de la acción legislativa”. En dicha esfera de la participación política, los legisladores debaten los orígenes, causas y fundamentos económicos, sociales y territoriales de la existencia de los departamentos y la necesidad de la supresión de las demarcaciones territoriales.

En resumen, la investigación histórica realizada por Eliseo Talancha, cumple con creces, el objetivo que persigue la historiografía regional. En primer lugar, pone al alcance de sus coterráneos y el resto de peruanos una obra con amplia información y conclusiones fundamentadas en el análisis exhaustivo de los hechos históricos. En segundo lugar, ofrece una síntesis de conocimientos provechosos para fortalecer la identidad de las poblaciones regionales, abre el camino para futuros trabajos de otros historiadores huanuqueños y potencia el trabajo de las autoridades municipales, que pueden encontrar en la historia de la “patria chica” una motivación emocional para mejorar la vida presente y futura de sus comunidades locales.