SE BUSCA CONGRESISTAS

Andrés Jara Maylle 

Ahora que las elecciones (con o sin adelanto) se acercan a pasos agigantados, están apareciendo por todos lados muchos aspirantes a congresistas: hombres o mujeres cuya única credencial, en el mejor de los  casos, es haber participado, como buenos saltimbanquis, de grupo en grupo, de partido en partido, de alianza en alianza.

Vemos sus nombres e inmediatamente nos damos cuenta que casi todos ellos (o ellas) son  connotados embaucadores, intrigantes, buitres, alimañas y demás carroñeros que se están ubicando sin permiso de nadie en el partidor, haciendo todo lo posible para lucirse ante la tribuna llena de gente confundida.

Si realmente los huanuqueños queremos cambiar para siempre y no repetir la tragedia de elegir pura mugre que nos avergüenza, puro estiércol inútil, como hasta ahora lo hemos venido haciendo con reiterado masoquismo, debemos olvidarnos hasta nunca jamás de esa gentuza que se frota las manos porque nos sabe ignorantes y manipulables.

Debemos olvidarnos por siempre de la esposita de tal o cual señor que anda por allí haciéndose la buenita y saludadora porque de la noche a la mañana se dio cuenta, ¡oh, sorpresa! que ella también puede tener igual apetito (político) que su marido; que ella también es capaz de mostrar su destreza ideológica en las tribunas.

Debemos olvidarnos por siempre de exconsejeros regionales que, según ellos, no ha sido suficiente la experiencia insulsa de su consejería, y que ahora quieren más, ya no por supuesto en esta ciudad en eterno caos, sino allá, en la capital, dizque representándonos a todos nosotros, sus humildes y fieles electores.

Debemos olvidarnos por siempre de expresidentes regionales que con el mayor desparpajo tienen la sinvergüencería de pedir votos después de haber mantenido a nuestra región en su habitual pobreza y subdesarrollo. Después de haberse llenado los bolsillos con diezmos de obras que se caen a pedazos y que aún inconformes con tanto desbarajuste, ahora quieren representarnos en lo que todavía es el congreso actual: una letrina pública.

Debemos olvidarnos por siempre de esos exalcaldes “provincianos” y “distritanos” cuya codicia y avaricia se nota desde lejos. Debemos olvidarnos de esos alcaldes chicheros y populistas hasta la náusea, que han usufructuado parques y jardines para entregárselos, por nada a cambio, a gigantescas empresas que muy bien pueden haber comprado sus propios terrenos. Debemos olvidarnos de esa gente que ha aprendido muy bien las mañas y artimañas de esa política callejera y nauseabunda que lamentablemente se practica en este país de “oro y esclavos”.

Debemos olvidarnos por siempre de toda esa recua (aquí sí con contadas excepciones) de excandidatos que en la anterior campaña ofrecieron el oro y el moro a todos los huanuqueños; pero que apenas perdieron las elecciones desaparecieron como por arte de magia, se internaron en sus feudos, se escondieron en sus torres y callaron como los mejores indiferentes y apáticos huanuqueños. O, en el peor de los casos, también con toda la desfachatez, se subieron a la comparsa de los ganadores y por allí están medrando de presupuesto público. Que es a todo lo que aspiran y lo que más quieren.

También debemos olvidarnos para siempre de esos dirigentes (o dirigentillos) bravucones, insolentes, malcriados y maleducados; incultos, casi iletrados, a quienes les encanta convocar paros por nada; debemos olvidarnos de esos cabecillas tirapiedras, rompevidrios y quemallantas que también ansían sentarse en un sillón congresal. Estos son de los más peligrosos porque son recalcitrantes e ignaros, porque actúan en base a impulsos pavlovianos y, no hacen uso de la razón y la sensatez.

Lo que quiero decir, en  todo caso, es que debemos desconfiar para siempre de toda esa horda, de toda esa legión de improvisados que lo único que realmente quieren es aprovecharse de los ingenuos electores para hacer de las suyas, tal como lo están haciendo, por ejemplo, quienes en estos momentos dicen ser representantes de esta tierra milenaria. Una pena, por cierto.

P.D. Me temo que si obviamos de toda esa caterva, nos quedaremos sin representantes. ¿Y quién sabe eso sea mejor?