El exentrenador de Alianza UDH vino dirigiendo a Llacuabamba. Tal como es su manera de ser, porque así era cuando dirigía al equipo huanuqueño, el comportamiento de Ronny Revollar nuevamente dejó mucho que desear el fin de semana y protagonizó un mal momento.
Siempre malcriado, reclamando todo lo que le daba la gana, insultando al árbitro y a los rivales, soez. O sea, todo un patán.
Es decir, un sujeto peleado con la moral y con la ética y que hace quedar mal al equipo que dirige.
Al término del primer tiempo, cuando se dirigían a los camerinos, en el pasadizo se cruzó con gente de Alianza UDH y, sin poder controlarse, emprendió profiriendo insultos con palabras irreproducibles contra sus jugadores.
Asimismo, Revollar arremetió contra el técnico Cominges, a quien le dijo textualmente “muerto de hambre, gracias a mí ahora estás acá, concha…”, luego ambos se agarraron a empujones y se armó tremendo quilombo.
Fue un tumulto de grandes proporciones que de no mediar la acción de la policía pudo ocurrir algo peor.
En todo ello, estuvo secundado por su asistente Juan Cahuas y por otros miembros de su comando técnico, que también se mostraron malcriados y desafiantes contra sus rivales. Mal ahí.
Evidentemente, Revollar y los demás miembros de su cuerpo técnico respiran por la herida, no se acuerda que nadie los votó sino que renunció, tampoco hacen memoria que el club le dio trabajo y le dio de comer por varios años sin haber producido nada positivo, ni destacado en absoluto.