Rol de los gobiernos

Gran parte de la población, hasta ahora, no ha sido vacunada, muchos de ellos por decisión propia, o por temor de ir a los centros de vacunación ante el riesgo de contagio. Independientemente de la razón, un gran número de ciudadanos desconocen o mal entienden el porqué deben vacunarse.

Si queremos tener una campaña de vacunación exitosa, como en otros lugares de nuestro país, se debe hacer también un trabajo de sensibilización y éste es un rol de los gobiernos. Penosamente, el trabajo de sensibilización ha sido muy deficiente a lo largo de la pandemia. En los últimos meses puede que hayamos mejorado la estrategia de concientización al ciudadano, sin embargo, no es suficiente. Tenemos que entender que, sin un adecuado trabajo de sensibilización, puede que el proceso de vacunación termine alargándose mucho más de lo necesario. Lo que es peor, las personas que no han recibido la vacuna son mucho más vulnerables al virus, dicho esto, ponen en peligro no sólo sus vidas y las de sus familias, sino también la vida de terceros.

Un gran sector de la población que está en contra de la vacunación son los que afirman que sus creencias religiosas no les permite inocularse. Hay que tener en cuenta que, actualmente, muchas iglesias están funcionando al 100% de su capacidad. Esto es sumamente peligroso ya que basta que exista una sola persona con el virus para que se genere un contagio masivo. Y sin la vacuna, los riesgos de terminar hospitalizado son mucho más altos.

Ante esta difícil situación que se registra a nivel mundial, la normativa ha empezado a cambiar en muchos países. Para que las personas puedan viajar y tener acceso a ciertos servicios, se requiere de “certificados de inmunización”, o “certificados de vacunación”. No sería nada curioso que nuestro país también adopte estas medidas en un futuro muy cercano.