La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), organismo crucial en la regulación de la salud pública en Estados Unidos, se encuentra en el centro de una controversia tras un discurso inusual de Robert F. Kennedy Jr. ante su personal en Maryland. Kennedy, en un acto que ha generado debate, abordó temas que van desde la problemática ambiental del Lago Erie hasta las operaciones de la C.I.A., todo ello en el contexto de una agencia que enfrenta desafíos internos significativos.
Según la investigación publicada por The New York Times, el discurso de Kennedy tuvo lugar en un momento particularmente sensible para la FDA, marcado por una reducción del 20% en su fuerza laboral como resultado de revisiones impulsadas por el Departamento de Salud y Servicios Humanos. Esta situación ha afectado la capacidad de la agencia para cumplir con su mandato de supervisión y protección de la salud pública.
En sus declaraciones, Kennedy instó a los empleados de la FDA a resistir las presiones de las corporaciones, sugiriendo que la agencia ha priorizado los intereses económicos sobre la salud pública. Esta acusación se produce en un contexto donde la FDA es responsable de regular una amplia gama de industrias, desde la farmacéutica hasta la alimentaria, lo que la convierte en un objetivo constante de grupos de presión y lobbys corporativos.
La reducción de personal en la FDA ha tenido consecuencias tangibles en diversas áreas clave. Divisiones encargadas de la supervisión del tabaco, la aprobación de nuevos medicamentos, las pruebas de detección de gripe aviar en la leche y el queso, y la seguridad alimentaria, se han visto afectadas por despidos, salidas voluntarias y recortes en la financiación. Esto plantea interrogantes sobre la capacidad de la agencia para garantizar la seguridad de los consumidores y la eficacia de los productos que regula. En 2024, la FDA aprobó 55 nuevos fármacos, un récord que ahora se cuestiona debido a la reducción de personal y los controles más laxos que se avecinan.
Kennedy también criticó la supuesta resistencia de la FDA a aprobar «medicinas alternativas», argumentando que esta actitud responde a la influencia de las grandes corporaciones. Veteranos de la agencia han defendido que los productos alternativos a menudo no cumplen con los rigurosos estándares de seguridad y eficacia que se exigen a los medicamentos convencionales. En 2023, la FDA envió cartas de advertencia a más de 50 empresas que comercializaban productos «milagrosos» sin evidencia científica.
El discurso de Kennedy incluyó acusaciones previas contra la FDA, como la supuesta supresión de la leche cruda, la ivermectina y los tratamientos con células madre. Estas declaraciones, combinadas con su llamado a resistir la influencia corporativa, sugieren una visión crítica de la agencia y su papel en la regulación de la salud pública. La mención del «estado profundo» como un obstáculo para lograr objetivos gubernamentales añade una capa adicional de controversia a sus comentarios, evocando teorías conspirativas que han ganado popularidad en ciertos círculos políticos.
La controversia generada por el discurso de Kennedy plantea preguntas importantes sobre el futuro de la FDA y su capacidad para cumplir con su misión de proteger la salud pública. La tensión entre la necesidad de regular rigurosamente las industrias y la presión de los intereses económicos seguirá siendo un desafío constante para la agencia. Solo el tiempo dirá si las palabras de Kennedy tendrán un impacto duradero en la forma en que la FDA opera y en su relación con el público.