Por León Trahtemberg
La educación tradicional utiliza textos escolares para cada área del currículo, que responden a la forma de entender su enseñanza por el autor; una vez impresos, no pueden ser actualizados; su costo de adquisición constituye una limitante para el aprendizaje de los alumnos en comparación a lo que ocurriría si es que éstos tuvieran un acceso a fuentes infinitas a costo cero.
Según Grant Lichtman (Moving the Rock) hoy en día hay una enorme cantidad de recursos educativos en el mundo digital, la mayor parte gratuitos y avalados por los entendidos, que conforman los llamados recursos educacionales abiertos. Siendo así, ¿por qué no se utilizan más? El problema es que la escuela es una institución muy conservadora por naturaleza e inercia, no tiene la plasticidad de otros servicios como el de salud o tecnología, y vive de decisiones altamente centralistas, controlistas y reguladoras por parte de las autoridades gubernamentales.
Otro problema es que muchos profesores que no tienen buena formación o no se han formado para entender bien el porqué de lo que enseñan o carecen de tiempo para preparar clases se apegan a los textos para enseñar lo que en ellos aparece, más que ayudar a los alumnos a construir su propio conocimiento. Así mismo, la presión de autoridades por cumplir con estándares y avanzar en los capítulos pre establecidos hace que el profesor lo haga por la vía más simple: las secuencias y ejercicios de los textos escolares. También la desconexión entre lo que se enseña en un área respecto a otras hace que esas islas de conocimientos se transmitan tal cual aparecen en los textos.
La urgencia de encontrar algo para la clase de mañana hace que los profesores que usan Internet lo hagan vía Google, Pinterest o similares, sin hacer un análisis más profundo sobre recursos en la web diseñados para ofrecer mejores opciones de aprendizaje a los alumnos.
Aprovechemos más los recursos educacionales abiertos que son digitales, baratos, se actualizan frecuentemente y facilitan la interacción entre profesores y alumnos. Llevan a un aprendizaje más profundo, personalizado, creativo y adaptable. Además, es transparente, y ayuda a empoderar a los profesores y alumnos para desempeñarse como co-propietarios y no receptores pasivos del proceso de aprendizaje.