Quieren más nacimientos y ahora encuentran apoyo en la Casa Blanca de Trump.

El movimiento conservador estadounidense ha defendido históricamente el papel central de la familia nuclear en la sociedad y la economía. Ahora, añaden un nuevo enfoque: abogan por familias más numerosas, coincidiendo con una tendencia global de preocupación por el envejecimiento poblacional y sus consecuencias económicas. Esta postura emerge en un contexto donde la tasa de fertilidad en Estados Unidos ha experimentado un descenso significativo en las últimas décadas, situándose por debajo del nivel de reemplazo generacional (2.1 hijos por mujer).

Según la investigación publicada por The New York Times, un grupo «pronatalista» dentro del ala derecha política argumenta que las políticas públicas deberían activamente fomentar una mayor natalidad, y con el posible regreso del Presidente Trump a la Casa Blanca, este grupo parece estar ganando influencia en el poder político.

En términos generales, este grupo de presión propone medidas de apoyo económico para familias numerosas, opciones educativas más rápidas y económicas para que los jóvenes puedan formar familias a una edad más temprana, asistencia para parejas con dificultades para concebir, e iniciativas que eleven la crianza de hijos a un nivel de servicio nacional. Este debate se produce en un momento en que varios países europeos, como Hungría y Polonia, ya han implementado políticas pronatalistas con diversos grados de éxito.

La dirección de fondos federales hacia áreas con altas tasas de matrimonio y natalidad, como la propuesta del Secretario de Transporte Sean Duffy, padre de nueve hijos, representa un ejemplo concreto de las políticas que este movimiento busca implementar. Este tipo de iniciativas se fundamentan en la idea de que un aumento en la población joven podría revitalizar la economía y fortalecer la seguridad social a largo plazo. Sin embargo, las objeciones a menudo incluyen preocupaciones sobre la sostenibilidad ambiental y la equidad social.

A pesar de la creciente visibilidad de este movimiento, la implementación de sus propuestas ha avanzado lentamente. De hecho, en ciertos casos, los pronatalistas consideran que las acciones de la Casa Blanca han resultado contraproducentes. La complejidad de este asunto se ve reflejada en la tensión entre diferentes perspectivas dentro del propio movimiento conservador.

Patrick Brown, investigador del conservador Ethics and Public Policy Center, especializado en políticas familiares, afirma que la situación es ambivalente. «Han pasado muchas cosas, y muchas han sido una mezcla confusa», declaró Brown. «Esa va a ser la tensión, ese ángel en un hombro y el diablo en el otro. En esta etapa, el diablo parece estar ganando». La discusión se intensifica ante los desafíos demográficos y económicos que enfrenta el país, así como la creciente polarización política en torno a temas relacionados con la familia y el rol del gobierno.