Arlindo Luciano Guillermo
Los cambios en la historia y en los ciudadanos no se producen de la noche a la mañana. Nadie nace sabiendo ni experto en algo. Echando a perder se aprende. La felicidad no es un punto de partida, sino una trayectoria espinosa, sacrificada, pero al final se disfruta. ¿Cuáles son las metas y los compromisos hasta el 31 se diciembre de 2020, a un año del bicentenario? ¿Seremos capaces de erradicar la corrupción, la demagogia de los políticos, la recuperación de la confianza de los líderes sociales y enderezar nuestras actitudes torcidas como un signo de interrogación? En la sencillez de los actos está el gran cambio y la grandeza de las decisiones.
UNO. No te mires en el espejo solo para peinarte, rasurarte o maquillarte, sino también para ver cómo llegan inexorablemente los años. Tiempo perdido jamás se recupera. Ve cómo sonríes, cómo te enojas. Toma conciencia de que somos mortales, con fecha de caducidad en la Tierra. Los bienes raíces y las propiedades no quepan en el ataúd.
DOS. Esfuérzate por mirar menos la paja en el ojo ajeno. No somos jueces de nada ni de nadie. Deja de juzgar a los demás como fariseo en los tiempos de Cristo. No somos perfectos, pero sí estamos en la obligación de ser ciudadanos correctos. No somos San Francisco de Asís ni Madre Teresa de Calcuta. En el cielo no hay Ministerio Público.
TRES. Lee un libro al mes. Si empiezas en marzo, al 31 de diciembre habrás leído, por voluntad propia, diez libros, más de mil páginas. Una hazaña para un país donde se lee poco. Así va a mejorar la calidad de la ortografía, la redacción y la argumentación de las ideas. De ese modo, tendremos un arma fundamental para el debate y la conversación.
CUATRO. Di lo que piensas respetuosamente y lo que sientes sin lastimar a nadie. Es mejor decir la verdad de frente que mentir. La verdad es un imperativo de la conciencia. La mentira, cuando se apodera del ciudadano, se convierte en hábito pernicioso. La mentira tiene patas cortas. La verdad nos hace libres, dignos de vivir en paz.
CINCO. Sé ciudadano ambientalista. No tires la basura en la calle. No botes la cáscara de frutas por la ventana del vehículo. Saca la basura a la hora que va a pasar el camión recolector. No saques a tu mascota para que defeque en el pavimento. Toma más agua, menos gaseosa. No botes basura al río. Respeta al Huallaga. Recicla, reutiliza.
SEIS. Interésate por ti, deja de fisgonear la vida ajena. El chisme requiere de tiempo, habilidad verbal y capacidad de distorsionar la realidad. Los problemas ajenos no son tus problemas, excepto las causas comunes y los intereses colectivos. Conversa con quienes viven cerca de ti. Deja el celular para dialogar, escucha mirando a los ojos.
SIETE. Compra periódicos. Lee noticias, artículos de opinión para motivar el pensamiento crítico y resuelve crucigrama en familia. Mostrar interés por los problemas de la sociedad es una gran señal de cambio. La indiferencia es complicidad. Debemos estar adecuadamente informados para tomar mejores decisiones.
OCHO. Si debes, paga tus deudas. No olvides que quien te prestó lo hizo en el momento que más necesitabas. Dice el viejo refrán: “Si quieres perder amigos y hacerte de enemigos, presta dinero.” Valora la amistad. Ahorra, dicen los expertos, el 10 % de tus ingresos. Así tendrás un monto pecuniario multiplicado por doce. Imagínate 300 al mes.
NUEVE. Evita heroicamente insultar, humillar, difamar, injuriar, descreditar, enlodar, “echar barro” a los demás. Aprendamos a tolerar a quienes no sienten ni piensan igual o parecido a nosotros. Disminuyamos el tamaño del ego y controla las emociones. Reconozcamos méritos ajenos. Los errores son oportunidades para corregirnos.
DIEZ. Perdona las ofensas ajenas. Perdonar es olvidar. De los delitos penales o civiles se encargará el Poder Judicial. Vive en paz contigo mismo. Puedes vivir en un palacio de oro y azulejos relucientes, pero si no eres feliz de nada sirve. Vivir en paz es mejor que sobrevivir en la guerra. Saluda a quienes te caen mal. Abraza sinceramente.
ONCE. No busques culpables de lo que te sucede. Asume tus responsabilidades. Los errores ayudan a madurar social y emocionalmente. Quien no reconoce sus defectos ni equivocaciones no crece, se queda estático como una piedra en el camino. Todo lo que hagas o dejes de hacer es tu entera responsabilidad. La derrota o el triunfo es tuyo.
DOCE. Si no te quieren, acéptalo; no puedes obligar a nadie que te quiera. Dice el refrán: “Si me quieres, déjame ir.” Así debe ser. Nadie es propiedad de nadie. Al que viene se le recibe; al que se va se le despide. Después de la tormenta llega la calma. No hay como estar al lado de quien te ama y te acepta tal como eres, con defectos y virtudes.
En este 2020 hagamos bien lo que tenemos que hacer. Si vas a estudiar, estudia; si vas a trabajar, trabaja; si vas a hacer maestría, hazlo; si vas a comprar una casa, cómprala; si le vas a decir a alguien, te amo, dícelo; si vas a alejarte de una relación tóxica, huye; si alguien no opina como tú, tolérala. Nadie va a cambiar nadie. No somos Cristo ni Dalai Lama ni Buda. El cambio es nuestro, intransferible, no endosable. No te quedes con las ganas de hacer ni decir lo que quieres. A veces es mejor pedir disculpa, que pedir permiso. Las pequeñas acciones de cambio están en la vida cotidiana, no en las elecciones ni el poder político. Para absorber aire no hay más que hacer un esfuerzo de inspiración. Los cambios personales no van a llegar por decreto supremo. La felicidad no se refleja en el bolsillo ni en la zona de confort, sino en la satisfacción de vivir en paz. Ponles esfuerzo a las acciones sencillas; en ellas está el verdadero cambio. No soy coach ni psicoanalista, pero me doy cuenta de lo que ocurre a mi alrededor.