Un nuevo capítulo en la lucha por la seguridad alimentaria en el Perú se vivió este martes, cuando la Red de Ollas Comunes de Lima organizó un plantón frente al Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (Midis). Las madres de familia que lideran estas iniciativas comunitarias denunciaron la crítica situación que enfrentan debido al insuficiente presupuesto asignado por el Gobierno para cada ración alimenticia, que actualmente es de S/ 1.69, muy por debajo de los S/ 4.50 asignados a los internos en cárceles.
Con pancartas y arengas, exigieron un incremento presupuestal que les permita garantizar alimentos nutritivos para las familias que dependen de estas ollas en zonas de pobreza y pobreza extrema.
Un presupuesto que indigna
Fortunata Palomino, presidenta de la Red de Ollas Comunes de Lima, señaló las marcadas desigualdades en el presupuesto destinado a la alimentación de los presos comparado con el de las ollas comunes.
“Hasta los presos tienen un presupuesto más adecuado de S/ 4.50. Ellos pueden comer frutas y tienen acceso a nutricionistas, pero nosotros, que vivimos en los cerros y enfrentamos costos adicionales de movilidad y agua, seguimos recibiendo un presupuesto insuficiente”, expresó Palomino en una entrevista con Canal N.
La diferencia presupuestaria ha desatado críticas no solo hacia el Midis, sino también hacia el Ejecutivo, encabezado por la presidenta Dina Boluarte, quien afronta una desaprobación histórica del 97 %, según las últimas encuestas.
Reclamos de largo aliento
La situación no es nueva. Desde octubre, la Red de Ollas Comunes había solicitado formalmente un aumento en el presupuesto por ración a S/ 4.50, una cifra que consideran básica para cubrir las necesidades mínimas de las familias beneficiarias. Sin embargo, sus demandas no han sido atendidas en su totalidad.
El Gobierno, a través del Midis, anunció un incremento general en los programas sociales a S/ 601 millones. No obstante, solo S/ 170 millones fueron destinados a las ollas comunes, mientras que los comedores populares recibieron S/ 430 millones, generando descontento entre las representantes de las ollas.
El futuro de Qali Warma: ¿un cambio real?
En medio del descontento, el Gobierno lanzó la transformación de Qali Warma, programa que actualmente atiende a más de 4 millones de estudiantes, hacia un nuevo esquema denominado Wasi Mikuna. Este cambio, que entrará en vigor en abril de 2025, busca implementar un modelo de alimentación más inclusivo y sostenible, con participación activa de las comunidades.
Según el titular del Midis, Julio Demartini, Wasi Mikuna tiene como objetivo garantizar la calidad de los alimentos y adaptarse a los hábitos locales de consumo. En su intervención, la presidenta Boluarte aseguró que este programa incluirá a estudiantes de secundaria, ampliando su alcance en los próximos años.
¿Dónde quedan las ollas comunes?
Pese a los anuncios, las madres de las ollas comunes sostienen que sus necesidades siguen siendo desatendidas. En un contexto donde la inflación alimentaria ha golpeado especialmente a las familias más vulnerables, el presupuesto actual no les permite ofrecer comidas equilibradas ni suficientes.
Además, denuncian que la reducción presupuestaria a S/ 1.69 por ración dificulta aún más su labor.
“El Gobierno debe priorizar a quienes más lo necesitan. Las ollas comunes son el único sustento para miles de familias, pero nos están dejando de lado”, reclamó una manifestante durante el plantón.
Un problema de prioridades
La comparación entre los presupuestos asignados a las ollas comunes y a los internos en cárceles ha generado un fuerte debate. Según un informe de Renato Silva para La República, esta disparidad refleja una problemática más profunda sobre las prioridades del Estado.
Mientras los internos reciben S/ 4.50 por ración, con acceso a frutas y supervisión de nutricionistas, las familias que dependen de las ollas comunes no cuentan siquiera con lo mínimo necesario para garantizar una alimentación adecuada.
Silva resalta que esta desigualdad no solo es económica, sino también estructural. Las madres que lideran las ollas enfrentan mayores costos operativos, ya que muchas de ellas deben trasladar alimentos desde zonas lejanas, pagando altos costos por movilidad y agua.
Boluarte: entre críticas y promesas
Durante el anuncio de Wasi Mikuna, Dina Boluarte aprovechó para lanzar un mensaje en contra de la corrupción:
“Aquel que toque un solo sol del erario nacional para llevárselo al bolsillo debe ser expulsado de la gracia de Dios”, afirmó la mandataria.
Sin embargo, estas declaraciones no han sido suficientes para calmar las críticas. Con una aprobación de apenas 3 %, Boluarte enfrenta un panorama político complicado, agravado por protestas como la de las ollas comunes y las constantes demandas de mayor apoyo social.
Un llamado urgente
La situación de las ollas comunes es solo una muestra de las profundas desigualdades que enfrenta el Perú en términos de políticas sociales. Mientras las comunidades más vulnerables siguen luchando por subsistir, el Estado parece no responder con la rapidez ni los recursos necesarios.
“No estamos pidiendo lujos, solo lo básico para que nuestras familias puedan comer. Es hora de que el Gobierno escuche nuestras demandas”, concluyó Fortunata Palomino.
El plantón frente al Midis es un recordatorio de que las decisiones políticas tienen un impacto directo en la vida de miles de peruanos. Las madres de las ollas comunes seguirán exigiendo un trato justo, mientras el país observa y evalúa las acciones del Gobierno en un contexto de creciente descontento social.