El presidente de Bolivia, Luis Arce, enfrentó las crecientes preocupaciones sobre la escasez de dólares en el país, atribuyendo la situación a maniobras de la oposición destinadas a «generar una crisis política». Durante un acto conmemorativo de una unidad militar, el mandatario reconoció «dificultades» en la disponibilidad del dólar, pero rechazó cualquier noción de una crisis económica estructural.
Esta declaración surge en un contexto de tensiones, donde la semana pasada, transportistas de carga internacional y comerciantes bloquearon importantes rutas que conectan Bolivia con Perú y Chile, exigiendo soluciones a la falta de la divisa norteamericana. Estos grupos han anunciado nuevas medidas de presión para los días 3, 4 y 10 de junio.
El gobierno había prometido que la reciente ley del oro ayudaría a estabilizar la economía, potenciando las reservas de divisas mediante la venta de este metal. Sin embargo, el Banco Central de Bolivia reporta que las entidades financieras solo disponen de 285 millones de dólares en efectivo para sus clientes, destacando una marcada discrepancia entre la tasa oficial del dólar, que es de 6,96 bolivianos, y su cotización en el mercado negro, donde alcanza los nueve bolivianos. La problemática de la falta de dólares, que persiste desde
febrero de 2023, es exacerbada por la disminución en la venta de gas y las insuficientes actividades de exploración, según reconocimientos previos del Poder Ejecutivo. Los comerciantes y transportistas, frustrados con las restricciones impuestas tanto por la banca privada como estatal, exigen cambios inmediatos para mejorar el acceso a la divisa estadounidense.