Ya es una constante que las autoridades elegidas son renuentes a cumplir con las leyes. Así lo palpamos en la Unheval, que por no acatarla, el exrector Guillermo Bocangel podría perder su curul. De igual modo, ahora el alcalde de Amarilis ha sido multado por no acatar una disposición judicial y podría ser denunciado y hasta vacado del cargo, si fuese sentenciado.
Entendemos que su jurisdicción es todo el distrito, incluido Llicua y toda la Vía Colectora, a las que el municipio abandona permanentemente. Tenga presente, Don Robinson, que también son sus vecinos y merecen ser respetados, y, si se trata de recursos económicos, estos son del Estado y de los arbitrios… La mejor manera de gobernar es con el diálogo y sin enfrentamientos con el pueblo. La soberbia no le debe ganar a la hora de administrar la comuna y, más bien, apoye a ese pueblo generoso y trabajador.
El juez Agurto le está advirtiendo que, de continuar con el desacato, dispondrá que el Ministerio Público le inicie una denuncia penal.
Don Robinson debe recordar que ahora ocupa la alcaldía con los votos de todos, incluido Llicua, deje de ser el palomilla de barrio y compórtese como autoridad. Respete a su pueblo, no lo pisotee, debe recordar que el cargo es efímero, y que, en dos años o más, volverá a ser un vecino común y corriente, y tendrá que caminar sin ser señalado ni odiado por sus vecinos. Lo mejor en esta vida es la convivencia pacífica. Solo siga trabajando para que su distrito sea el mejor de la provincia. Haga caso, Don Robinson.