Por las calles de Huánuco con Cronwell Jara

Por: Iraldia Loyola

Él, se quedó mirando el árbol alto, de tallos gruesos, en ese momento el niño de 12 años volvía a jugar alrededor del viejo Jacaranda. Minutos después regresó sobre sus pasos y exclamó: ¡¿Quién no lleva una ciudad incendiándose en el corazón?!  

Una ciudad como Huánuco que vio nacer a su padre, le trae muchos recuerdos. Ahora recorre tantas veces la plaza Mayor, se sienta para recibir los rayos del sol y espera un rato a que el lustrabotas le dé brillo a sus zapatos.  Tan pronto como termina, echa a andar nuevamente, esta vez lo acompaño. Caminamos por el Jr. General Prado rumbo al centenario Colegio Leoncio Prado, nos detenemos en la puerta de lo que hoy es la Universidad Nacional de Música Daniel Alomía Robles. Aquí visitamos el Mausoleo del gran músico huanuqueño, mundialmente conocido Daniel Alomía Robles, autor del Cóndor Pasa.

“Pidió abrir el cajón. Sacó la calavera de la cabeza de su padre y lo besó en la frente, eso hizo. Después lo trasladaron a Huánuco. Allí estaba Armando Robles Godoy, gran amigo de mi padre”, cuenta el maestro Cronwell Jara. Así habíamos empezado nuestro camino por las calles de Huánuco con el Premio Nacional Casa de la Literatura Peruana 2019 y premio Copé 1989. Estaba de regreso por estas tierras, en esta ocasión invitado por Hevert Laos, organizador del XV Festival del Libro “Leyendo a Huánuco”, su presencia aquí era para dictar  talleres sobre el cuento y compartir experiencias con estudiantes de algunas instituciones educativas.

Aquella mañana fuimos por un caldo de gallina, además de un buen café. ¿Oye y la gente no tiene nada que hacer aquí, porque todas las bancas estaban ocupadas? No, dije. Son como yo. ¿Que trabajan libres?, aseguró el maestro Cronwell. “Yo tengo trabajo, pero ahora no trabajo. Por qué me estoy desestresando”, prosiguió, mientras caminábamos para ocupar una banca  que tuviera la sombra de algún árbol.  

Ya ubicados frente al centenario colegio Leoncio Prado, decidimos hablar sobre el cuento y lo que será el homenaje que le harán en la próxima edición de la Feria Internacional del libro de Lima (FIL LIMA). “Este es un importante acontecimiento para mí, muy muy importante, incluso más que todos los premios, serán varias semanas en la que tendré que presentarme para el público”. Miró fijamente la infraestructura frente a él y dijo “¿Este es el colegio donde estudió el Héroe de Huamachuco?, afirmé con la cabeza.

“Yo soy un misterio, me tengo miedo, no tengo límites”. ¿Cuándo cuenta un cuento?, respondí y no tuve respuesta. “Para tener un buen cuento hay que tener corazoncito. El sentimiento es importante, debe ser escrito como un poema musical. Escribir con emoción, yo escribo mucho con nostalgia, recuerdo a mi abuela, mi padre, mi madre, que ya murieron”, había llegado el silencio. Varios minutos después sonó una vez más su celular, de esa llamada surgió un nuevo encuentro entre dos grandes.

“Martín campana tiene su casa en un toro…”, empezaba nuevamente el cuento, detrás de la pileta aparecía la figura del maestro Mario Malpartida. Sucedió frente a mis ojos un encuentro de amigos que no se veían por mucho tiempo. Un abrazo y el saludo correspondiente. Así se pasó la mañana entre una charla extensa recordando la vida y obras de grandes poetas y escritores como: Hemingway, Chejov, García Márquez entre otros. Hasta supimos de su charla con Fidel Castro en Cuba, por más de 8 horas seguidas.

Esa mañana me contó sobre “Martín Campana y su Juanita Rojas”, cuento que lo volvería a repetir varias veces por la tarde en el taller que dictó para los estudiantes de la I.E. Isaac Newton. Así despedimos la mañana, con una buena conversa. Volví a casa con muchos libros bajo el brazo.

Cronwell Jorge Jara Jiménez, nació en Piura el 26 de julio de 1949. A los seis años de edad se estableció en el asentamiento humano Mariscal Castilla, del distrito limeño del Rímac, que serviría de inspiración para el barrio de Montacerdos (1981), nombre que da título a su obra más emblemática.

Ha escrito decenas de libros, donde despliega su talento en géneros como la poesía, el cuento, la novela, el teatro, así como su análisis de las técnicas narrativas.

Es licenciado en Literatura por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, donde ingresó en 1971, participando en los célebres talleres de narrativa y poesía. Sus primeros textos publicados en revistas fueron poemas de breve extensión de inspiración oriental. Fue sin embargo, en 1979, donde su nombre empezó a ser reconocido como narrador, al obtener el primer lugar del concurso José María Arguedas, promovido por el entonces Instituto Peruano-Japonés. Con el relato “Huesoduro”, la narrativa de Jara brilla por un uso estético del lenguaje de impronta poética. En 1979 también obtuvo el primer premio el Concurso Nacional de Cuentos para TV ENRAD-Perú con “El rey Momo Lorenzo se venga”.