Peligros de los menores en internet

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Internet es una red que ofrece posibilidades inimaginables hasta hace tan solo unas pocas décadas. La capacidad de interconexión y el acceso a información que hace posible esta red global la ha convertido en una herramienta fundamental en el mundo en el que vivimos y también, previsiblemente, en las realidades venideras. Utilizamos internet para cada vez más cosas: para comunicarnos, para entretenernos, para trabajar, para realizar gestiones, para aprender… Para las generaciones que vienen, el protagonismo del entorno online es, si cabe, aún más central. Muchos jóvenes han nacido ya inmersos en una realidad digital, y llevan el uso de las nuevas tecnologías en el ADN. Esto ofrece grandes oportunidades para ellos, pero también plantea una serie de retos y trae consigo algunos peligros.

Una de las amenazas más importantes para los menores en internet es el ciberacoso, un fenómeno en auge sobre el cual se está empezando a traer conciencia y a poner medidas para mejorar la seguridad como recomiendan los expertos de ExpressVPN, pero que aún es una realidad soterrada y difícil de gestionar para muchos (tanto para las víctimas, como para sus familiares, allegados o responsables).

La era digital ha creado mundos paralelos que los jóvenes utilizan para comunicarse y expresarse. Un buen ejemplo de ello son las redes sociales: pequeños universos en los que muchos menores interactúan y con cuyos personajes digitales se identifican. Es precisamente en este contexto donde tienen lugar muchas de las prácticas nocivas de las que hablamos, y tienen efectos muy contundentes sobre los jóvenes que las sufren ya que, como decíamos, la importancia de la imagen que ofrecen a través de estos medios es crucial para su autoestima y su visión de sí mismos/as.

En un mundo tan conectado como el actual, el acceso a estos medios es ubicuo, continuo e inmediato, lo que hace que la incidencia de comportamientos de este tipo esté presente en todo momento.

La creación de un entorno comunicativo seguro para la víctima es el primer paso para hacer frente al problema una vez este se ha producido. Para contribuir a crearlo es importante informar a los jóvenes sobre este problema y ayudarles a identificar sus patrones característicos para animarlos a informar sobre estas situaciones en sus primeras fases, y también para darles herramientas para saber cómo lidiar, tanto práctica como psicológicamente, con estas cuestiones.

Un ejemplo de esto puede tener que ver con el tema de la reactividad ante estas situaciones. Los ciberacosadores buscan, ante todo, atención, y por ello buscan provocar la mayor reactividad posible en sus víctimas. Atajar el problema sin contestar o tomar represalias contra el agresor puede ser una estrategia útil para dar al traste con sus propósitos. De la misma manera, guardar las pruebas de la agresión puede ser muy apropiado en caso de tener que llevar el asunto a las autoridades.

También es importante tener en cuenta que las propias plataformas de redes sociales están empezando a hacerse eco del problema y a tomar medidas para tratar de evitar la incidencia del ciberacoso. Muchas de ellas lo hacen desde el punto de vista de la prevención, pero, en caso de darse, casi todas ellas prohíben este tipo de comportamiento, por lo que reportando estas agresiones es muy probable que se proceda al cierre de las cuentas de quienes las estén realizando.

El ciberacoso, como vemos, es un peligro para los menores en el uso de internet, y debemos estar prevenidos sobre su existencia. Sin embargo, se trata de una lacra que tiene solución, y esta es importante recordar que pasa, en primera instancia, por abrir espacios de comunicación seguros con nuestros hijos/as, alumnos/as, empleados/as para que, en caso de darse, las víctimas no estén solas.