NUEVOS ROSTROS DE LA LITERATURA EN HUÁNUCO

Por: Andrés Cloud

Vientos de renovación y gratas novedades se perciben últimamente en la literatura en Huánuco, sobre todo en el ámbito de la narración. Se trata de un silencioso pero perseverante trabajo creativo a cargo de escritores jóvenes bien pertrechados del oficio de escribir y, como tales, con un prometedor futuro por delante. Lo anecdótico del caso en todos ellos es que, por el momento, prima la novela sobre el cuento, figura opuesta a lo que ocurriera entre nosotros en décadas pasadas.
Dan cuenta de esta renovación de las letras en Huánuco, los nuevos rostros de un grupo de narradores generacionalmente muy próximos, conformado por Ronnie Alfredo Grados Casio (1980) autor de la novela Debajo del cielo (2015); Helí Ronald Leiva Echevarría (1980) y los libros de relatos El hijo del huaico y algunos cuentos sobrenaturales (2015) y La esfera mágica y otros cuentos (2016); Álex Félix Ginés Vega (1981) y la novela y los cuentos integrados en el libro de carátula doble y título genérico: Nuestra señora de los discos rotos y el ayhuallá stereo (2015) y, finalmente, Mirko Antonio Vilca Benancio (1982), autor de los libros de cuentos Ritos nocturnos (2012) y El ají que no picaba (2013) y de la novela de corte infantil Melgarejo (2016), vital relato estructurado en trece capitulillos.
Se trata, pues, en resumidas cuentas, de un homogéneo y talentoso cuarteto de narradores jóvenes que asumen la posta del quehacer literario en nuestro medio en condiciones muy ventajosas con relación a las generaciones precedentes. .

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Y a propósito del tierna historia de Melgarejo y su asomo en la república de las letras, un breve y ajustado sinopsis. Gina es la mamá asno (“con la barriga grandota y redonda”) que ante la expectativa de la abuela y un grupo de niños (la pandilla de Marcos, César, Ricardo, Fernando, Rigoberto y la niña Samanta), pare por fin en el establo un pollino “macho, cenizo, esponjoso como una nube”, borriquito dócil para las manos femeninas pero travieso y retozón con los del sexo opuesto. Con el paso de los días, el nuevo poblador del fundo Villadulce ubicado en un valle interandino, será bautizado por su amita con un nombre cristiano de cuatro sílabas:
“¿Cómo te vas a llamar, pequeño? Tienes que tener un nombre. No puedes quedarte así. Todos tenemos un nombre. A mí por ejemplo me llaman Samanta y me gusta mi nombre. Te pondré un nombre que también te guste, le dijo Samanta al borriquito, muy emocionada, como si este le estuviera entendiendo. La niña puso la alfalfa en la boca de Gina y de pronto exclamó el nombre que tendría el pequeño. ¡Melgarejo! ¡Te llamarás Melgarejo!”. (19).
Ellos son los protagonistas iniciales de la breve novela infantil que lleva por título precisamente el nombre del borriquito de marras que, según la feliz expresión de su creador, “crecía tan rápido como la alfalfa”. En tal sentido, Melgarejo (Ediciones Condorpasa, Huánuco, 2016, 71 Págs.) de la autoría de Mirko Vilca, es un sobrio y tiernos relato que abre las puertas de la literatura infantil en nuestro medio y al que auguramos un futuro promisorio por méritos propios.
En páginas siguientes irán asumiendo su roles protagónicos, como nubes al paso en un cielo azulino, el director de escuela Facundo Zanesi, el párroco Teodore Fabola, la tía Rebeca, los tíos Rodolfo, Salomón y Gaudencio, la mamá Irma, pero sobre todo la abuela, vital matriarca de la familia que suple con eficiencia la ausencia del fallecido abuelo Felipe. Y ni qué decir de los fieles guardianes del establo Toña, Peluchín, Benito y el gallo Tayson. Y todo ello ambientado en los ficticios escenarios andinos del fundo de Aguadulce, los predios de Villapiedra y las punas de Vientofrío.
Bien por la sobriedad del relato, la vital descripción del mundo andino con un mínimo de palabras y otras bondades gratas a la lectura, lástima nomás el trágico final de un pollino de mirada triste y orejas grandes, el mismo que, ataviado con un terno rojo, corbata negra, ancho sombrero blanco, anteojos de detective y zapatos rojizos, ganara un día un concurso de mascotas a nivel escolar, hábilmente conducido por Samanta, ataviada a su vez con un azulino traje de hada madrina: “El hecho horrorizó a Samanta. Vio como su Melgarejo desaparecía tan rápido, arrastrado por las torrentosas aguas del río como si fuera un granito de arena. Samanta dio fuertes gritos apelando el nombre de su amigo mientras corría por la orilla con el afán de alcanzarlo” (72).

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La presentación en público de Melgarejo, va el viernes 15 de abril, a horas 7:00 p. m. en el auditorio de la Dirección Desconcentrada de Cultura de Huánuco. Jirón Ayacucho 750.
Ayancocha, abril 7 del 2016.