Ministro de Cultura confirma medidas contra obra “María Maricón” y respalda respeto religioso

El ministro de Cultura, Fabricio Valencia Gibaja, anunció oficialmente la renuncia de la directora general de Industrias Culturales, quien autorizó la polémica obra teatral “María Maricón” como espectáculo cultural. En declaraciones realizadas durante la conferencia de prensa posterior al Consejo de Ministros, y según un informe de Tomás Ezerskii para Infobae, Valencia explicó que la emisión de la Resolución Directoral 1324, que otorgaba a la obra la categoría de “espectáculo cultural no deportivo”, fue un “acto administrativo emitido incorrectamente”. Además, informó que la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), que alberga la obra, ya fue formalmente notificada sobre el inicio del proceso de nulidad de esta resolución.

“El culto a la Virgen es un elemento importante. Reconocerlo como algo importante y, a la vez, aceptar ‘María Maricón’ es una contradicción,” expresó el ministro, subrayando que la postura del Ministerio de Cultura no transgrede el carácter laico del Estado peruano, sino que busca respetar todas las confesiones religiosas.

Polémica en torno a “María Maricón”

La obra teatral “María Maricón” ha generado un amplio debate en el país debido a su contenido, que algunos sectores consideran ofensivo hacia figuras religiosas, particularmente hacia la Virgen María. En este contexto, Fabricio Valencia fue enfático al reiterar su rechazo hacia este tipo de expresiones artísticas que pueden herir la sensibilidad de los creyentes en un país mayoritariamente católico.

“Nosotros, desde el Ministerio de Cultura, reconocemos diversas festividades como Patrimonio Cultural Inmaterial, como la Festividad de la Virgen de la Candelaria, que no solo es Patrimonio Cultural de la Nación, sino también Patrimonio Cultural de la Humanidad,” afirmó el ministro.

En este sentido, Valencia argumentó que resulta contradictorio avalar una obra que, según él, atenta contra las tradiciones religiosas del país. Además, defendió que el inicio del proceso de nulidad de la resolución que declaraba a la obra como espectáculo cultural no deportivo no afecta el carácter laico del Estado, sino que responde al principio de respeto hacia todas las religiones.

Renuncia de la directora que autorizó la obra

El ministro también confirmó que la funcionaria que firmó la resolución directoral, quien ocupaba el cargo de directora general de Industrias Culturales, presentó su carta de renuncia. “La directora general de Industrias Culturales, funcionaria que suscribió esta resolución directoral, ya presentó su carta de renuncia,” declaró Valencia.

Si bien el ministro no dio detalles sobre las circunstancias exactas que llevaron a la renuncia, enfatizó que la emisión de la resolución fue un error administrativo que no debió ocurrir. Este acto, según Valencia, contravino los principios que el Ministerio de Cultura busca promover en cuanto al respeto por la diversidad cultural y religiosa.

Proceso de nulidad de la resolución

En el marco de esta controversia, la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) fue notificada formalmente sobre el inicio del proceso de nulidad de la resolución que avalaba la obra teatral. Valencia explicó que esta decisión se tomó para “corregir un error administrativo y garantizar el respeto hacia las confesiones religiosas del país”.

“No podemos permitir ningún tipo de acto vejatorio contra ninguna confesión religiosa, sin importar que seamos parte de ella o no. Y, repito, la Iglesia Católica del Perú tiene una larga data, 289 años presente en esta parte del mundo antes de que existiera la República del Perú,” añadió el titular del Ministerio de Cultura.

El proceso de nulidad es parte de las acciones correctivas que el Ministerio ha implementado para evitar futuros incidentes de este tipo, y se espera que siente un precedente en cuanto a la evaluación de espectáculos culturales que puedan generar controversia.

Debate sobre la libertad de expresión y el respeto religioso

La controversia generada por “María Maricón” ha reabierto el debate en torno a los límites de la libertad de expresión artística y el respeto hacia las tradiciones religiosas. Mientras algunos sectores defienden el derecho de los artistas a expresar ideas y cuestionar estructuras sociales y religiosas, otros consideran que este tipo de expresiones vulnera la sensibilidad de los creyentes y debería ser regulado.

“El arte es un espacio de libertad, pero también tiene que ser consciente del contexto cultural y social en el que se desarrolla. La sensibilidad religiosa es una parte importante de la identidad cultural del Perú,” comentó un experto en políticas culturales.

Por otro lado, defensores de la obra argumentan que su contenido no busca ofender, sino plantear una reflexión crítica sobre temas como la fe, la diversidad y la discriminación. Según ellos, acciones como la renuncia de la funcionaria del Ministerio de Cultura y la anulación de la resolución representan un retroceso en la promoción de la libertad artística en el país.

La postura del Ministerio de Cultura

Fabricio Valencia dejó en claro que el Ministerio de Cultura no busca censurar las expresiones artísticas, pero sí garantizar que estas respeten las creencias y tradiciones de los peruanos.

“El Perú es un país diverso, con múltiples culturas y tradiciones. Desde el Ministerio de Cultura, estamos comprometidos en proteger esa diversidad y en promover un respeto mutuo entre todas las confesiones y expresiones culturales,” aseguró el ministro.

Asimismo, subrayó que esta decisión no debe interpretarse como un acto de censura, sino como una medida para corregir errores administrativos y preservar la armonía social.

Implicaciones para futuros espectáculos culturales

El caso de “María Maricón” plantea interrogantes sobre cómo deben evaluarse los espectáculos culturales en el Perú y qué criterios deben aplicarse para garantizar un equilibrio entre la libertad de expresión y el respeto por las tradiciones culturales y religiosas.

Especialistas en gestión cultural han sugerido la necesidad de establecer lineamientos más claros para la declaración de espectáculos culturales, a fin de evitar controversias y garantizar que las decisiones sean coherentes con los valores del país.