Minedu: “una variante más de la relación sexual”

Jorge Farid Gabino González

El escándalo desatado en el Ministerio de Educación a raíz de la inclusión, por parte de este, de un enlace con contenido sexual “inapropiado” en un libro repartido por dicha institución entre estudiantes del 3.o de secundaria de todo el país ha sido, a no dudarlo, la noticia más relevante de la semana que acaba de pasar. Que la de la detención preliminar por diez días dictada por el Poder Judicial en contra del expresidente Pedro Pablo Kuczynski, suscitada dentro del proceso de investigación por lavado de activos que se le sigue por supuestamente haber recibido sobornos de parte de la empresa Odebrecht, es, claro, peccata minuta. Qué más da, después de todo, que otro expresidente (sí: uno más) vaya preso acusado de corrupción, si, comparado con lo expuesto en la susodicha página web a la que remite el libro del Minedu (que ha de haber hecho que los desaforados opositores al enfoque de Igualdad de Género planteado por el Currículo Nacional de la Educación Básica se relaman de gusto), aquello en verdad ya no escandaliza a nadie.

Lo que sí escandaliza, ¡y vaya que ha consternado a un buen número de peruanos!, es que en un libro, vale decir, en el que es por antonomasia, afirman los ahora indignados, «el más importante transmisor de los limpios y depurados y acrisolados y refinados conocimientos», se haya incluido, aunque no fuera directamente sino solo a manera de remisión (pero incluido al fin y al cabo, que es lo que cuenta a efectos de justificar nuestra siempre predispuesta indignación), semejante información relacionada con «prácticas sexuales inaceptables por todo buen cristiano; e inaceptables por deleznables, por degeneradas, por depravadas, por abyectas». Que es ni más ni menos lo que ha pasado, pero gracias no ya a la mano negra de algún complotado, como ha querido ver la señora ministra, sino, fundamentalmente, a la incompetencia de más de un funcionario del Ministerio de Educación.

Aquí algunos ilustrativos fragmentos de los contenidos propuestos por el Minedu para los estudiantes de nuestros colegios públicos:

“El coito anal es una práctica sexual común que consiste en la penetración del pene a través del ano, tanto en relaciones heterosexuales como homosexuales. Actualmente es una variante más de la relación sexual”.

“El sexo oral es otra variante muy usada en la actualidad que consiste en la estimulación de los genitales mediante la lengua, los labios y la boca (…) Puede realizarse de diversas maneras pero es la boca la que proporciona el placer”.

Lo que cuesta entender, con todo, es que la  ministra Flor Polo, lejos de asumir con hidalguía la cuota de responsabilidad política que le corresponde por ser obviamente la cabeza de la cartera de Educación, optó, más bien, por culpar a sus subordinados por el descuido de haber permitido que tamaña sandez se cometiera frente a sus propias narices. Llegando a aventurar, incluso, en un intento desesperado por sacarle el cuerpo al problema, que la presencia del susodicho enlace de marras en el referido libro se debería a un complot orquestado por oscuros y siniestros personajes que solo buscarían traerse abajo al enfoque de Igualdad de Género, motivo de un sinnúmero de enfrentamientos, como se sabe, entre el Minedu y los colectivos dizque opositores al “amariconamiento” de las nuevas generaciones de peruanos.

Lo que la ministra Polo no parece comprender, extrañamente, es que muy al margen de que lo sucedido no sea otra cosa que eso: un complot para generar la indignación de la sociedad (lo que por lo demás desde luego que ha sucedido), con la única y a todas luces clara intención de ponerla en contra de la promoción de la igualdad de género en los colegios, una cosa es cierta: la responsabilidad última de que los millones de textos entregados por el ministerio a los estudiantes de las escuelas y colegios públicos de nuestro país recae únicamente y exclusivamente sobre el Minedu en su conjunto, sobre el Minedu como institución. De ahí  que culpar “solo» a unos cuantos funcionarios de bajo rango de algo que es en realidad responsabilidad también, y sobre todo, de las más altas cabezas, es romper la cuerda por el punto más débil.

Hace años que uno de los “deportes” más practicados por no pocas personas es el de encontrar los errores (léase, mejor, horrores) ortográficos en los libros del Ministerio de Educación. A partir de hoy, y a raíz de lo acontecido, comenzará a florecer otro no menos interesante pasatiempo para los desocupados: encontrar las referencias desatinadas a páginas web en dichos textos.

Por lo pronto, algunos de nuestros congresistas, que como se sabe andan por lo general bastante desocupados, se han dado el trabajo de buscar más errores como los ya advertidos, producto de lo cual y de, también, su desmedido interés por la educación de los peruanos, se han tomado la libertad de pedir la interpelación de la ministra de Educación. Era lo mínimo que se podía esperar. Al menos en esto, al menos, insistimos, no se les puede negar la razón.