LUCY ANGULO LAFOSSE: KOTOSH, FhE y PACHACAMAC

Por Israel Tolentino

Hay obras que no son fotogénicas, la sensación frente a una pintura de Lucy Angulo, tiene ese detalle, son para verlas, acercarse a ellas, casi pegar el ojo en su superficie, una experiencia que te recuerda a una Agnes Martin (1912 – 2004) quien se definía como expresionista abstracta o un Armando Reverón (1889 – 1954) encantado en su castillo de Macuto o un Mark Rotkho (1903 – 1970) con sus envolventes grandes formatos que te regalan una experiencia mística. Nombres extraños, cargados de una espiritualidad que se siente y descubre frente al cuadro, uno puede sentarse y quedarse quieto, con los ojos desorbitados, con el corazón calmo. Lucy en sus lienzos te regala esa vivencia.    

Cada vez, la edad nos enseña a darnos cuenta que el arte, como lo entendíamos, saliendo del centro de “formación” llamado Escuela de Arte, no es el Arte, sino el centro donde se aprenden, a medias, herramientas para construir las evidencias. Es eso lo que se muestra y llena el espectáculo del arte. Cuando detrás, está el “artista”, ese ser humano que en toda su vida nos muestra su ser artista: es esa subjetividad creadora que es capaz de crear (arte) desde sí mismo. Desde su inspiración mostrar lo invisible de las cosas.

Sus primeros años los vivió en el jirón Dámaso Beraún, el terreno donde hoy se levanta el colegio Hermilio Valdizán fueron terrenos de su abuelo. Caminaba y jugaba cruzando el puente Calicanto, entre los sauces y la plaza. La imagen de Huánuco siempre alimentó la parte espiritual de su obra.

Instalación 1988

Lucy, en los viajes de juventud, recorrió el complejo arqueológico de Kotosh, eran tiempos donde el museo de sitio no existía y ella podía cruzar con los pies descalzos el río Higueras y caminar hincándose los pies con las espinas del camino hasta alcanzar los restos olvidados del complejo arqueológico; los derruidos muros fueron tocados por sus futuras manos de artista, recibiendo de la piedra y el barro la energía milenaria, la conexión que entendió con el tiempo, entre sus pinceles y telas. Como se lee en algún texto “El arte es, a fin de cuentas, un producto cultural necesario para el autoconocimiento y la emancipación humana”.

Lucy Angulo Lafosse en su taller.

Toda la energía vivida en el Huánuco milenario la llevó a encontrarse con otro potente lugar energético de la patria: el complejo arqueológico de Pachacamac, lugar donde poco a poco, como dice ella, “fue pintando su casa” es un término apropiado para entender el viaje dimensional que andar los espacios de su recinto artístico. Lucy Angulo Lafosee, la sacerdotisa por designio divino.

La Residencia Nómada FhE, la iniciamos el 2021 juntos con Luis Torres y Antonio Paucar, este año, el andar artístico ha llegado a la pintura hecha hábitat con Lucy; todas las energías fluyen y se encuentran y se potencian, ella ha entrelazado ese caminar, los pasos que inició en Kotosh la llevaron a Pachacamac. Con este encuentro, el desplazamiento iniciado en Tomaykichwa, entre las casas de Nelson Cotrina y Víctor Domínguez (Vedoco), entre Aukinmarka y Tingo María va extendiéndose por otras regiones y tiempos del país, hay que recordar que Luis Torres se encuentra en España y Paco Vílchez en Puerto Rico, ellos van dándole a esta propuesta Nómada una mirada global. Lucy ha tenido la fortuna, en México, de participar en una de los espacios ideados por Felipe Erhenberg nombre que lleva la Residencia Nómada en su sigla: FhE.

Casa, cuadro, altar.

El arte contemporáneo es un momento difícil de conceptualizar, se podría decir que es relativo a cada época; reflejo de la sociedad; son ciertos rasgos estéticos y filosóficos; experimentos con nuevas tecnologías; propio de esta sociedad industrial, etc. sin embargo, es todo esto y más. Estos conceptos nos traen y validan la vida y obra de Lucy Angulo, ella fue Integrante y fundadora de los movimientos artísticos Paréntesis, AVA, Conexiones, Propuestas 1-2-3 y Aproximaciones, espacios jóvenes formados para la experimentación y un punto medio entre encontrarse consigo mismo y la obra que manifestaría sus inquietudes de vida, de ente mediador entre los espacios culturales y la masa limeña desbordándose.

Casa, taller, pintura de la artista.

Lucy, nuestra querida Lucy nos dice: revisando mi trabajo, observo que siempre la naturaleza es la protagonista principal de mi quehacer pictórico. Quizás sea esto consecuencia de la necesidad de identificarme con mi entorno inmediato, y reconocerme como parte de él. Tal vez debido a la certeza de ser parte de un espacio singular: El Perú. Mi casa, la tierra.

Oxapampa, febrero 2023.