Por: Arlindo Luciano Guillermo
Redactaron sus cartas a máquina de escribir, escribieron novelas totalizantes, eran latinoamericanos que vivían en Europa (París, Barcelona, Madrid), enseñaban en universidades prestigiosas, viajeros empedernidos, sus libros fueron publicados por importantes editoriales que se traducían a varias lenguas. “Esta conversación [a través de 207 cartas] entre cuatro amigos brillantes y exitosos nos ofrece un acceso sin precedentes a sus relaciones personales y colectivas, con todos sus encuentros y desencuentros y nos abre una ventana privilegiada a la literatura y la política latinoamericanas, especialmente durante un período crucial de su historia moderna, entre 1959 y 1975”, dicen los editores de Las cartas del boom. Julio Cortázar es el Sumo Cronopio (“tipo entrañable, crítico generoso y, a la vez despiadado, que de un característico bajo perfil asumirá luego una comprometida militancia política”); Carlos Fuentes, Águila Azteca (“dandi, pachanguero, empresario, promotor cultural con valiosos contactos”); Gabriel García Márquez, el Coronel (“el tímido del grupo, aporta vida, calle y sentido del humor”); Mario Vargas Llosa, Gran Jefe Inca (“el disciplinado cadete, pesimista y obsesivo, de confesa alergia a escribir cartas”). América Latina tuvo cuatro momentos de impacto mundial: conquista y colonización por España y Portugal (XV-XVI), luchas por la independencia (XIX), década de 1920 (globalización política, económica y cultural; empoderamiento del Modernismo y trascendencia de la poesía de Rubén Darío) y la década de 1960, posterior a la Revolución cubana. En esta década surge el “boom de la novela latinoamericana”.
Las cartas del boom (2023), 562 páginas, contiene 207 cartas, faxes, postales, telegramas, entre los más notables novelistas de la década del 60: Mario Vargas Llosa (1936), Carlos Fuentes (1928-2012), Julio Cortázar (1914-1984) y Gabriel García Márquez (1927-2014). El carteo abarca 57 años, desde el 16 de noviembre de 1955 (Carlos Fuentes a Julio Cortázar) hasta el 14 de marzo de 2012 (Carlos Fuentes a Gabriel García Márquez). El libro es el resultado de un trabajo de “arqueología epistolar”, paciente investigación, recopilación de cartas, verificación y trascripción. Los “compadres del boom” aún gestaban sus grandes ficciones literarias: La ciudad y los perros (1963), Rayuela (1963), La muerte de Artemio Cruz (1962) y Cien años de soledad (1967). Además, incluye “Ensayos y entrevistas” (11 textos) y “Documentos”, escritos de protesta y denuncias contra las arbitrariedades del poder político (siete textos); por ejemplo, son relevantes “En defensa de José Revueltas (1968), dos cartas a Fidel Castro (1970, 1971), Telegrama a Fidel Castro y Haydée Santamaría (1968). En la página después del Índice aparece la famosa fotografía (15 de agosto de 1970) donde están juntos Vargas Llosa, Fuentes, Gabo y Cortázar y otros. Se lee: “El grupo se dirigía a la casa de Julio Cortázar, Saigón, tras el estreno de El tuerto es rey, de Carlos Fuentes, en el festival de Avignon”.
Las cartas del boom es un “libro histórico”, “merece una pachanga”. “Es la reunión, por primera vez, de la correspondencia entre los cuatro principales novelistas del boom latinoamericano”, escriben los editores Carlos Aguirre, Gerald Martin, Javier Munguía y Augusto Wong Campos. Las cartas están divididas en dos bloques: “Pachanga de compadres” (1955-1975; 183 cartas) y “Fin de fiesta” (1976-2012; 24 cartas). En las cartas son aludidos algunos escritores peruanos: José María Arguedas, Ciro Alegría, Antonio Cisneros, Marco Antonio Corcuera, Alberto Escobar, Abelardo Oquendo, José Miguel Oviedo, etc. En 1967 se registran 32 cartas, que representa el 15%. En 1976, año del puñetazo de Vargas Llosa a García Márquez (12 de febrero), se escribieron solo dos cartas: de Julio Cortázar a Carlos Fuentes (25 de julio) y de Julio Cortázar a Mario Vargas Llosa (27 de agosto). El aciago incidente, que puso fin a la amistad de Vargas Llosa y Gabo, es un tabú; ninguno de los cuatro abordó, comentó ni insinuó. En la primera carta (México, 16 de noviembre de 1955), Carlos Fuentes le solicita una colaboración escrita a Julio Cortázar para publicarla en la Revista Mexicana de Literatura. “Todos conocemos su calidad de escritor; (…) su calidad de amigo”. La última (14 de marzo de 2012), Carlos Fuentes le envía un saludo brevísimo por el cumpleaños 85 a Gabo. “¡Pensar que nos conocimos hace medio siglo!” Julio Cortázar le dice a Mario Vargas Llosa (18 de agosto de 1965): “Ahora te voy a decir toda la verdad (…) yo no elogio así nomás a nadie, aunque sea un amigo muy querido (…) Has escrito una gran novela, un libro extraordinariamente difícil y arriesgado…” Se refería a La casa verde, publicada al año siguiente, novela que Cortázar celebra y cuestiona: 1. “No nos gusta el título”, 2, “Anselmo no está logrado. No entiendo demasiado su llegada, la fundación del prostíbulo, su decadencia, me fastidia un poco cuando está viejo y trabaja para su hija, no llega a emocionarme su amor por la ciega ni su muerte”. 3. “siento como si la segunda parte de la novela estuviera por debajo de la primera”, 4. “algunas referencias “explicativas” están completamente de más”, 5. “estaría muy bien que en La casa verde hubiera un mapa”. 6. “un pequeño glosario no sería inútil”. 7. “creo que nunca le das su verdadero nombre al Pesado”. Las sugerencias fueron tomadas parcialmente. En una extensa carta (cinco páginas; México, 30 de julio de 1966), Gabo le dice a Carlos Fuentes: “… mi drama es que toda la vida he trabajado como un burro para ganar dinero y no he podido aprender a arreglármelas para escribir mis libros, que a partir de este momento es lo único que me interesa…”.
Las cartas del boom revelan amistad con fuertes lazos y cercanía familiar, significativas percepciones sobre el quehacer literario, viajes, coincidencias y discrepancias políticas e ideológicas. Las cartas tienen cinco temáticas: a. la amistad sincera, b. actividades culturales y literarias, c. escritura y publicación de novelas, d. apología o cuestionamiento a regímenes políticos (Fidel Castro, caso Heberto Padilla, cartas de protesta y adhesión) y e. hechos históricos del siglo XX (invasión de Rusia a Checoslovaquia, revolución sandinista, dictadura de Velasco, Pinochet, Videla, etc.). No hay registro de correspondencia entre grupo de amigos. Son célebres los epistolarios de Gustavo Flaubert, César Vallejo, Julio Cortázar, Julio Ramón Ribeyro. Hoy solo Mario Vargas Llosa vive, con 88 años, retirado de la literatura y el periodismo político y cultural. Los “compadres del boom” fueron extraordinarios, geniales y portentosos creadores de fabulas históricas, no se hicieron de la vista gorda de la realidad social y económica ni institucional de América Latina. Asumieron un triple compromiso: con la literatura, consigo mismo y con la sociedad, este último a través del periodismo, la conferencia, el ensayo y los manifiestos políticos. Solo dos recibieron el Premio Nobel de Literatura, aunque los otros dos bien lo merecían: Gabriel García Márquez (1982) y Mario Vargas Llosa (2010). Las cartas el boom oscilan audaces entre la intimidada del escritor y su actuación pública, entre la amistad, la literatura y la acción política. Estos cuatro novelistas construyeron un “networking literario y cultural”, tan necesario para escribir y publicar libros.