Uno de los grandes problemas que tiene Huánuco es la pésima calidad de sus carreteras. Pareciera una maldición que nunca haya podido tener buenas vías, ni siquiera regulares, para comunicarse con el interior de sus provincias o con la capital. En su gran mayoría, por no decir todas, han sido mal construidas ya que son estrechas; tienen muchos baches; carecen de mantenimiento y señalización. En consecuencia, son muy peligrosas.
En la década del setenta desde que fuera asfaltada la vía central, mejoró el transporte hacia Lima y la selva, pero no hacia el interior del departamento. Como ya sabemos la Carretera Central colapsó hace algunos años por la gran circulación de todo tipo de vehículos, en especial, pesados, que soporta diariamente.
Esta lamentable realidad es reflejo del gran nivel de corrupción que existe en las instituciones. Como ya sabemos existieron licitaciones para su mantenimiento y asfaltado; sin embargo, a pesar de las denuncias de irregularidades visibles y existentes, nunca se sancionó a las empresas ganadoras, por el contrario, fueron protegidas por los mismos funcionarios. El supuesto mantenimiento se hizo sin la supervisión adecuada y con materiales de la peor calidad. En otras palabras, es una pésima obra.
Otro gran ejemplo de irregularidad es la carretera hacia Panao, Chaglla, Codo del Pozuzo, donde las empresas ganadoras de las licitaciones no cuentan con un campamento en la zona para poder conversar con algún responsable. Por lo visto, tampoco les interesa hacerlo. También según algunas denuncias habrían subcontratado a pequeñas empresas que ni siquiera cuentan con maquinarias para que hagan el trabajo, lo que es una estafa al Estado y, en particular, a esa provincia. Otro gran engaño es la vía hacia La Unión, de aproximadamente 6 metros de ancho en una zona de cordillera, donde los accidentes se producen con mucha frecuencia con lamentables muertes, siendo el pan de cada día en esa vía.
Algo similar estaría sucediendo con la vía a Huánuco-Tingo María, a la que el presidente de la Cámara de Comercio, Roberto Refulio, ha calificado como una estafa. Increíblemente están reduciendo el ancho de esta transitada carretera y colocando asfalto reciclado. Además, no hay una adecuada política de trabajo para no perjudicar el tránsito vehicular y a la actividad económica de la gente común y corriente asentada en la zona. Nuevamente, Provías Regional está demostrando una gran falta de capacidad para garantizar los intereses del Estado y la población. Si las autoridades no hacen nada, todos nosotros, los ciudadanos, debemos tomar las calles.