Por Iraldia Loyola
Han pasado exactamente 209 años desde que un 22 de febrero de 1812, la ciudad de Huánuco fuera tomada por un grupo de campesinos liderados por el criollo Juan Crespo y Norberto Haro. Los mismos que lograron la , nueve años antes de la Independencia nacional.
Esta rebelión representó un movimiento del proceso de Independencia peruana. Como lo retrata la historiadora Marissa Bazán: “El 22 de febrero de 1812, estalló un levantamiento calificado en su época como “revolución” … Si bien fue corta, aproximadamente un mes, tuvo un importante impacto, siendo el uso de la violencia una forma para lograr objetivos: el primero, ser una vía rápida para que se cumplan sus exigencias, como la caída de las malas autoridades y la mejora de su situación económica; el segundo, demostrar —por lo menos simbólicamente— que se estaba logrando el triunfo al margen de lo material”.
Hoy, no es la violencia la que gesta en Huánuco otra revolución, es un instrumento musical que da autoridad al “corochano” para imponer orden y éste con sus actitudes bufonescas, alegra la navidad más larga del mundo, junto a la Tradicional danza de Los Negritos de Huánuco.
De manos de su director general, Jimmy Rivera, y del curador Israel Tolentino, la última semana de noviembre se inauguró la muestra “Las matracas de la Revolución”. Una muestra cuya organización empezó a gestarse hace cuatro años, en una reunión familiar en la casa de los hermanos Rivera, cuya finalidad era darle un valor importante a una revolución olvidada y tan trascendental para los huanuqueños como lo es la Revolución de 1812.
“Nace desde el contexto de haber visto el video de la doctora Cecilia Méndez y los trabajos posteriores que se iban publicando sobre esta revolución. Lo que siguió fue abrir lo que nosotros conocimos en EE.UU., considerado el único bar político de América. Quisimos hacer un restobar en Huánuco, siendo el único que existe en Sudamérica. Abrimos “La revolución 1812” como un homenaje, empezamos el proyecto pequeño con un afán decorativo del local, mandamos a hacer unas matracas, se la dimos a algunos artistas para que la intervengan en honor a la revolución”, comenta Jimmy Rivera, quien con sus propios peculios, ha logrado que 150 artistas peruanos de talla internacional accedieron a intervenir las matracas. Primero aceptaron Ellio Tupac, Cristian Bendayan, luego se unió Antonio Paucar, Ramiro Llona, Alfredo Márquez, Víctor Delfín, Fernando Bryce, Haroldo Higa, Polanco, Susana Torres, entre otros.
“Fue en ese ínterin que nos escribe a la página de la revolución un tal Israel Tolentino. Nosotros que nos creemos recontra huanuqueñistas pensábamos que lo conocíamos todo de Huánuco, pero nuestro conocimiento era como del populorum en el arte. Y ese tal Israel era el artista huanuqueño más importante que tenemos, expone en las mejores salas de Lima y a nivel internacional. Nos escribió felicitándonos y quedamos en reunirnos”, describe Jimmy con una nostalgia que hace que le brillen los ojos por lo que han logrado.
Más allá de la felicitación y de una reunión común, ambos coincidieron en su amor por Huánuco y en querer hacer algo. Por lo que al finalizar de manera natural, se convirtió en un aliado que el proyecto nunca pensó tener: ser el curador de la muestra.
Este es uno de los proyectos más ambiciosos que se presentan como parte de las celebraciones por el Bicentenario del Perú, aclarando, el más ambicioso sin usar dinero del Estado. Desde que empezó la pandemia, Jimmy tomó la decisión de llevar las matracas a cada artista, por lo que visitó 14 regiones del Perú. En febrero, debe ir a recoger la matraca el maestro Sagastegui en México y también enviarán matracas a Nueva York, Nueva Zelanda, Suiza , España- Madrid, Londres,etc.
El proyecto creció tanto que más de 200 artistas pidieron participar del proyecto, pero solo quedaron 150. La familia Espinoza es la que le ha dado vida a estas matracas, en su taller en Quicacán.
“Todo esto se resume en un comentario de mi mamá: Jimmy, me alegro que se haya cumplido tu sueño. Este primer paso es el cumplimiento de un sueño, que lo he tenido repetidas veces hasta en pesadillas, me imagino que esta sensación se va a multiplicar por mil cuando veamos las matracas en el Museo de la Memoria en Lima. Para mí, va a ser la culminación de un proyecto para Huánuco, esperemos que la gente encargada de poder apoyar esté a la altura”. Comenta Rivera emocionado y con la actitud de un hombre que sabe que los sueños se hacen realidad.
Con esta muestra no solo se ha traído arte, sino también identidad, esa de la que solo nos recordamos en las fechas establecidas. Se ha traído en las matracas la memoria viva de la revolución de 1812. Si bien en Huánuco aún no hay espacios en la que tengan lugar eventos culturales de gran nivel, la Dircetur Huánuco ha apoyado con la ubicación del local. La muestra se presenta hasta el 30 de diciembre, en las tres salas de exposición itinerante: Dircetur (Jr. General Prado 714), Revolución 1812 (Jr. 28 de julio 820) y en La Shacteria (Jr. 2 de mayo 960) , de 4:00 a 8:00 pm.
Finalmente, el anfitrión de la noche en la inauguración, ha manifestado que cuando existe la buena voluntad, todo se puede lograr. “No hay que tener temor de hacer las cosas. Todo esto no tiene otra razón más que sacar del anonimato un hecho trascendental en la historia de Huánuco. Que sepa todo el mundo que en Huánuco están pasando cosas”, ha declarado enfáticamente.
Este es quizás el proyecto artístico más ambicioso e importante que se gesta en Huánuco, 209 años después son “Las matracas” las que inspiran cambio, las que reclaman con justicia un centro cultural o un gran teatro en Huánuco. Son además símbolo de identidad y revolución, los que nos motivan a seguir haciendo cultura y como dice su director a gritarle al mundo que ¡Huánuco existe señores!