La controversia rodea las recientes declaraciones del secretario del Departamento de Salud y Servicios Humanos, Robert F. Kennedy Jr., sobre el autismo, una condición cuyo entendimiento ha evolucionado significativamente en las últimas décadas. Kennedy Jr. afirmó que el autismo es prevenible, contradiciendo directamente a los investigadores de su propia agencia respecto a los factores que impulsan el aumento de los casos en niños pequeños.
Según la investigación publicada por The New York Times, Kennedy Jr. realizó estos comentarios durante una conferencia de prensa, en respuesta a un nuevo informe de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) que revelaba un incremento en las tasas de autismo, alcanzando a uno de cada 31 niños de 8 años, perpetuando una tendencia observada desde el año 2000. La prevalencia del autismo ha sido objeto de numerosos estudios, incluyendo investigaciones que señalan la importancia de factores genéticos y ambientales.
Kennedy Jr. atribuyó el aumento de los casos a factores de riesgo ambientales, acusando a los medios y al público de sucumbir a un «mito de negación de la epidemia» en relación con el autismo. Asimismo, calificó la investigación sobre los factores genéticos, considerados por los científicos como cruciales en el desarrollo del autismo, como «un callejón sin salida». Esta postura ignora el consenso científico actual que reconoce una interacción compleja entre genes y entorno en el origen del trastorno.
En contraposición a la visión de Kennedy Jr., los científicos destacan la influencia de la predisposición genética en la susceptibilidad al autismo. Estudios recientes han identificado varios genes asociados con el trastorno, aunque la herencia del autismo es compleja y no se limita a un solo gen. Además, la epigenética, que estudia cómo los factores ambientales pueden modificar la expresión de los genes, se presenta como un campo relevante en la investigación sobre el autismo.
El informe de los CDC atribuye parte del aumento en la prevalencia del autismo a una mayor detección de la condición. Otros factores señalados por los investigadores incluyen una mayor conciencia sobre las características del autismo, un mejor acceso a los servicios de apoyo, una mayor edad de los padres al tener hijos y definiciones más amplias del trastorno. Estas consideraciones resaltan la importancia de un enfoque multifactorial para comprender las tendencias observadas.
Kennedy Jr. prometió que, bajo su liderazgo, el departamento de salud se centraría en investigar ciertas sustancias, como el moho y los aditivos alimentarios, así como la obesidad parental, con el objetivo de revertir el aumento de las tasas de autismo en niños. Afirmó que muchos de estos niños eran «plenamente funcionales» y luego «regresaron» al autismo debido a alguna exposición ambiental a los 2 años. Esta afirmación contradice la evidencia científica disponible que sugiere que el autismo es un trastorno del neurodesarrollo presente desde temprana edad, aunque sus manifestaciones pueden variar a lo largo del tiempo.