En un giro inesperado, el expresidente Trump, durante su discurso ante el Congreso la semana pasada, desvió su alocución para arremeter contra la Ley CHIPS, una legislación bipartidista con el objetivo primordial de disminuir la dependencia de Estados Unidos de los países asiáticos en lo que respecta a la producción de semiconductores. Esta acción ha generado incertidumbre en la industria y en los círculos políticos, poniendo en riesgo la continuidad de un proyecto considerado clave para la seguridad económica del país. La Ley CHIPS, además de su importancia estratégica, representa una inversión significativa en la creación de empleos de alta tecnología en suelo estadounidense.
Según la investigación publicada por The New York Times, legisladores republicanos habían recibido garantías en los meses previos de que la administración Trump apoyaría el programa creado por el Congreso. Sin embargo, a mitad de su discurso, el expresidente calificó la ley como una «cosa horrible, horrible», instando al Speaker Mike Johnson a «deshacerse de la Ley CHIPS», generando aplausos entre algunos congresistas.
Este programa, que canaliza 50 mil millones de dólares para revitalizar la industria de semiconductores en EE. UU., había logrado un consenso inusual en Washington. Fabricantes de automóviles, computadoras y hasta electrodomésticos como cafeteras dependen de estos chips. La aprobación de la ley en 2022, sancionada por el presidente Biden, impulsó la construcción de nuevas fábricas en estados como Arizona, Nueva York y Ohio. El Departamento de Comercio ha estado supervisando estos proyectos y distribuyendo subvenciones multimillonarias.
La repentina crítica de Trump amenaza con deshacer años de trabajo. Altos ejecutivos de empresas de semiconductores, temerosos de que los fondos asignados puedan ser retirados, han contactado a sus asesores legales para evaluar las posibles vías que tendría la administración para rescindir los contratos firmados. La industria teme un impacto severo en la inversión y el desarrollo de la capacidad de producción nacional.
El sector de semiconductores es crucial para la economía moderna, impulsando la innovación en múltiples industrias. La Ley CHIPS no solo busca la independencia de la cadena de suministro, sino también la competitividad global de Estados Unidos en un mercado tecnológico en constante evolución.
Tras el discurso, el senador Todd Young, republicano por Indiana y principal impulsor de la Ley CHIPS, contactó a la Casa Blanca para obtener aclaraciones sobre el ataque de Trump, argumentando que la crítica estaba «en tensión» con el apoyo previo de la administración. La incertidumbre persiste mientras la industria observa de cerca los próximos movimientos del expresidente y su posible impacto en el futuro de la Ley CHIPS.