Por: Andrés Santamaría Hidalgo
Hace poco una decisión del Gobierno de Panamá de no importar la ‘leche’ Pura Vida del Perú, ante la protesta de sus ganaderos, ha desatado toda una revisión de nuestra industria lechera, basada sobre todo en la producción de leche evaporada.
Esta especie de paranoia colectiva ha llegado a extremos de separar esta leche de los mercados, lo cual es cuestionable según se lee en un artículo publicado en el diario ‘El Comercio’ escrito por Federico Salazar, bajo el título ‘!Ups, si era leche!, donde asevera que ‘es un atentado brutal contra la economía de la gente’.
En síntesis este articulo trata de demostrar que nadie se dio el trabajo de revisar la legislación vigente, que según el autor tiene normas claras en el Informe DIGESA No. 005376 del 2014, que entre otros, dice,,, ‘se puede mantener el nombre de ‘leche’ aunque se agreguen otros elementos siempre y cuando los constituyentes no lácteos no sustituyan parcial o totalmente los constituyentes de la parte láctea del producto (inciso e) y da un ejemplo,, ‘leche evaporada descremada con grasa vegetal, proteína aislada de soya y miel ‘ (inciso f).
De otro lado la gente estamos optando por el consumo de leche fresca, lo cual siendo bueno, tiene algunos problemas que es bueno tener en cuenta.
¿Estamos preparados para un consumo masivo de leche fresca?,,, NO
Recordemos que ello significa la existencia de una cadena de frio que vaya desde la producción, comercialización, distribución hasta el consumo, por tanto solo se puede dar en las grandes ciudades y en pequeñas cantidades en las ciudades menores. Más aún si hablamos del sector rural, donde los domicilios no tienen aparatos refrigerantes.
¿Tenemos hábitos de consumo de leche fresca?,,, NO. En los países nórdicos la leche fresca se consume fría, es decir no la hierven, porque la pasteurización es suficiente y sus hábitos son de consumirla directamente no solamente fría, sino helada, combinada con cereales y otros usos. En cambio entre nosotros el hábito es hervirla para tomarlo preferentemente con el consabido ‘cafecito’. Y esto ya de por si encarece el producto.
La leche fresca a nivel comercial tiene que estar pasteurizada y si se quiere preparar con ella un lonche solo hay que calentarla.
Otro aspecto importante es la leche para biberón. Me pregunto, ¿Estamos dispuestos a dar a los bebés, leche fresca?… lo cual equivale a hervirla y luego entibiarla en el mismo momento, cuando con un tarro de leche es mucho más práctico. ¿Los estómagos de nuestros niños están predispuestos a recibir leche fresca?,,, esto requiere todo un proceso de aceptación y costumbre.
Debo decir por ejemplo, que en EE.UU. a los bebés les dan leche en polvo (fórmulas) combinada con agua hervida helada.
Por esto y muchos otros aspectos, creo que para un consumo de leche fresca de manera masiva habría que adoptar una serie de condiciones técnicas para el productor y cambiar los hábitos por parte del consumidor, pues no se trata de hacer demagogia, sino de ser ecuánimes ante hechos evidentes.