El 30 de noviembre marca una fecha especial para Huánuco: el Día de la Canción Huanuqueña. Esta festividad, más que un evento, es un tributo a la rica herencia musical de la región y a los artistas que, con su talento y dedicación, han construido una identidad cultural única. Este día tiene un origen profundamente significativo, inspirado en el legado de Don Andrés Fernández Garrido, figura clave en la difusión de la música regional desde Radio Huánuco.
Fue durante los años en que Fernández Garrido lideró esta emisora que la música huanuqueña encontró un espacio de promoción y desarrollo. Años después, Rubén Valdez, desde Radio Estudio 5, consolidó esta iniciativa al proponer formalmente una celebración anual en memoria de Fernández Garrido. La fecha elegida, el 30 de noviembre, conmemora el aniversario de su fallecimiento, como un homenaje a su incansable labor de difusión y preservación cultural.
El Día de la Canción Huanuqueña adquirió carácter oficial gracias a una ordenanza municipal gestionada por Elvira Olivas, quien asumió con entusiasmo la tarea de institucionalizar esta festividad. En esos primeros años, se rindió homenaje a grandes figuras de la música regional como Willy Palomino y Gumersindo Atencia, nombres que hoy forman parte del panteón artístico de Huánuco. Sin embargo, con el tiempo, el compromiso institucional fue decayendo, dejando que esta responsabilidad recayera nuevamente en artistas y gestores culturales locales.
Hoy, gracias a la iniciativa de un grupo de entusiastas, este día sigue vivo. Liderados por el cantautor Vara Masini, se han organizado actividades para rendir tributo tanto a los pioneros como a las nuevas generaciones que mantienen viva la tradición. Artistas como Mito Ramos y Esperanza Rosales, junto a jóvenes talentos, enriquecen esta celebración que busca destacar no solo la música, sino la identidad cultural de Huánuco.
El Día de la Canción Huanuqueña representa la esencia de nuestra región: su historia, su música y su gente. Sin embargo, es necesario que las instituciones culturales retomen un rol activo en su promoción y respaldo. Proteger esta tradición no es solo un acto de memoria, sino un compromiso con las futuras generaciones.