El Diario Ahora, a punto de celebrar 30 años de labor periodística, ha sido testigo de la evolución del sector agrícola en la región. Desde la época de la reforma agraria, cuando la producción era escasa, hasta la consolidación de Xaria como epicentro de la producción de papa de calidad, el desarrollo agrícola ha transitado por diversos desafíos y transformaciones.
Con el paso de los años, la ciudad de Huánuco experimentó un crecimiento descontrolado en la comercialización de insumos agrícolas, principalmente pesticidas y fungicidas. Sin una regulación efectiva, estos productos, en su mayoría de origen chino, ingresaban en grandes cantidades a distritos como Bachité. Chaglla llegó a ser conocida como la “capital papera del Perú”, pero el uso indiscriminado de agroquímicos derivó en una producción de menor calidad y, peor aún, en una grave contaminación del suelo y del medio ambiente. Hoy, las consecuencias son evidentes: tierras degradadas, agricultores expuestos a sustancias tóxicas y cosechas que, aunque siguen siendo numerosas, no cuentan con los estándares adecuados de calidad.
Ante esta problemática, diversas instituciones han comenzado a tomar cartas en el asunto. Se han implementado controles más estrictos en el uso de pesticidas con el objetivo de mejorar la calidad del producto destinado a la exportación y, al mismo tiempo, reducir el impacto ambiental. El Instituto Nacional de Innovación Agraria (INIA) lidera la coordinación de planes y programas para optimizar la producción agrícola, apostando por métodos más sostenibles.
La papa nativa, altamente demandada en los mercados internacionales, es uno de los productos priorizados en este esfuerzo. Regiones como Ambo, Chavillo y Chagui han demostrado ser áreas clave en su cultivo, logrando un equilibrio entre cantidad y calidad. Sin embargo, la contaminación del suelo sigue siendo un obstáculo significativo. Para contrarrestar este problema, se están promoviendo alternativas basadas en el uso de hongos benéficos en lugar de pesticidas convencionales, replicando experiencias exitosas en países como Brasil.
Otro factor crucial en la competitividad del sector agrícola es la infraestructura. La exportación de productos como la papa nativa y el aguaymanto hacia Europa se ha visto favorecida por el puerto de Chancay, pero para garantizar su sostenibilidad, es fundamental mejorar las carreteras y facilitar el acceso de los campesinos a mercados más amplios.
El futuro de la agricultura en la región depende de la aplicación de políticas responsables que prioricen tanto la productividad como el cuidado del medio ambiente. Se espera que el Ministerio de Agricultura, en conjunto con el INIA, continúe implementando programas innovadores que permitan a los agricultores mejorar su rendimiento sin comprometer la salud del ecosistema. La adopción de nuevas tecnologías y prácticas agrícolas sostenibles será clave para asegurar un desarrollo equitativo y responsable en el sector.