En el reciente enfrentamiento entre Universidad César Vallejo y Universitario de Deportes, realizado en Trujillo, la actuación del árbitro Kevin Ortega desató una ola de críticas por sus controversiales decisiones en el campo de juego. El cotejo, que tuvo lugar en el Estadio Mansiche, se vio marcado por una serie de desaciertos que no pasaron desapercibidos para los observadores y los involucrados en el encuentro.
Entre las decisiones más polémicas estuvo la omisión de un penal claro por una mano de Polo dentro del área, un hecho que no fue sancionado ni siquiera con la intervención del VAR, a cargo de Quiroz, quien tampoco llamó la atención sobre el incidente. Adicionalmente, Ortega no expulsó a Polo por un codazo a Madrid, un acto que requería una tarjeta roja por agresión, sumando a esto la falta de claridad en una mano de Deneumostier, cuya posición exacta (dentro o fuera del área) no fue determinada.
Estas equivocaciones han generado un fuerte descontento en el ámbito deportivo, con críticas directas hacia Ortega y el sistema arbitral, resaltando la necesidad de una mayor precisión y justicia en el arbitraje, especialmente cuando están en juego resultados de importancia para los equipos y sus trayectorias en competiciones tanto locales como internacionales. Este incidente resalta la creciente preocupación sobre la calidad del arbitraje en el fútbol peruano, poniendo en evidencia la necesidad urgente de revisión y mejora en este ámbito crucial del deporte.