JAIME SE DEBE QUEDAR QUIEN SEA PRESIDENTE

Por: Arlindo Luciano Guillermo

Los funcionarios quedan por cuatros desempeños: resultados concretos y medibles, actitud decente, democrática y positiva en el ejercicio del poder que implica la toma de decisiones, el carisma visible durante las relaciones y la lealtad con la hoja de ruta del régimen político. Estas dimensiones se ven muy bien reflejadas en el actual ministro de educación Jaime Saavedra Chanduví, quien es visto con simpatía e inspira confianza en la conducción de la educación con reformas, innovación y mejoramiento de la calidad de los aprendizajes. Jaime Saavedra, entre todos los ministros, es el que tiene mayor aprobación y requerido como ministro de educación por los candidatos de ganar las elecciones. Ha sido uno de los que valientemente defendió la implementación de la nueva ley universitaria y ha exhortado a los “rectores rebeldes y díscolos” para adecuarse a los lineamientos imperativos de la SUNEDU.
El ministro Saavedra, economista, tecnócrata culto y de abundantes cifras, consultor del Banco Mundial, hijo de médico pediatra y de profesora, de estatura napoleónica (1.60 m), coherente al hablar, firmeza de argumentación, apasionado por la educación peruana, ensucia sus zapatos cuando visita instituciones educativas urbanomarginales, ha demostrado que la educación aún es una tarea pendiente en el Perú, a pesar de los notables avances en la mejora de los aprendizajes y la valoración de la carrera magisterial. Hay brechas gigantes entre los aprendizajes rurales y urbanos. Los maestros no tienen otro camino que la meritocracia, el interés por los estudios y someterse a evaluaciones permanentes si quieren aumento salarial.
Beca 18 y el Colegio de Alto Rendimiento (COAR) representan los más grandes aciertos educativos del alicaído gobierno del comandante Ollanta Humala, pero liderados por el ministro de educación. Miles de jóvenes, de economía precaria, insolvente, tienen acceso a los estudios superiores con total financiamiento del Estado. El COAR es una “comunidad de aprendizaje” para estudiantes de alto desempeño académico, emocional, intelectual y de liderazgo. Allí se concentran estudiantes de las provincias de la región y de todas las regiones del Perú, donde conviven diariamente estudiantes con culturas, pensamientos, costumbres, cosmovisiones y tradiciones diferentes, pero unidos por la historia y el destino de un país que busca mejorar la calidad de la educación y otorgar oportunidad a todos. El COAR y Beca 18 tiene un claro enfoque de inclusión social, oportunidad para todos e interculturalidad. En el COAR Huánuco, por ejemplo, compartirán adolescentes de Yarowilca, Leoncio Prado, Huánuco, Ambo y Pachitea. Todos ellos son huanuqueños, pero con personalidades peculiares y diferentes, que los hace únicos, irrepetibles, pero, a la vez, integrados a la dinámica de los aprendizajes, el liderazgo, la toma de decisiones y el trabajo en equipo.
Dice el ministro: “La calidad de educación de un país es tan buena como sus maestros y sus directores.” En la cabeza de todos los ciudadanos peruanos está alerta que el ejercicio docente exige una gran responsabilidad social, que va más allá, muy lejos, de transferir, más o menos bien, conocimientos. Hoy la cerrera magisterial es meritocrática, es decir, los mejores docentes son los que enseñan a los estudiantes. Los directores son “líderes pedagógicos”, que no se sientan a vegetar todo el día en la silla y desde el pupitre dirigen los procesos educativos. Un director es un gestor eficiente, busca objetivamente resolver problemas cotidianos de la institución educativa con liderazgo, alianzas estratégicas, con planes, proyectos, involucramiento de los actores educativos. Así que los aprendizaje depende no solo del profesor de aula, aquel que suda la gota gorda con los estudiantes, sino también de la participación de los padres de familia y la gestión educativa del director que orienta, dirige, visiona, cumple metas y compromisos, que gasta con prioridad el poco presupuesto que le asigna el MINEDU.
La calidad de la educación no se resuelve con palabras ni discursos, sino con inversión, decisiones políticas firmes, voluntad de trabajo y compromiso de los líderes sociales, de las instituciones y, fundamentalmente, del magisterio. Sin educación ningún pueblo ha salido de la pobreza, la desilusión ni ha logrado oportunidades para los ciudadanos. Los aprendizajes de calidad generan, sin duda, igualdad, oportunidades y posibilidades de crecimiento de la sociedad y felicidad de los ciudadanos.
La educación de calidad es igualdad de oportunidades. La educación pública es una oportunidad a pesar de que el presupuesto nacional no es el suficiente. Los padres de familia con solvencia económica prefieren la educación privada, que no necesariamente, en cuestiones de aprendizaje, son mejores. Solo la infraestructura no basta para lograr aprendizajes de calidad y significativos. Las familias, cuya economía no es holgada, reclaman, con derecho legítimo y constitucional, una educación de calidad, docentes motivados y calificados, infraestructura digna y necesaria y un líder pedagógico que sea capaz de conducir los destinos de las instituciones educativas.
La educación ya no es una responsabilidad solo del Estado, sino es tarea de todos. Dice el periodista Fernando Vivas: “Lo que más me atrae de él (se refiere a Jaime Saavedra) es que ataca la educación sin ser educador. Ha llegado a ella por la tangente, sin golpear pizarra con mota ni tragar tiza. Con él, nada de palmas magisteriales ni “bandada de palomas que regresan al vergel”. (El Comercio. 03-05-15). Jaime Saavedra enfrenta el problema de la educación desde la postura del tecnócrata, que acelera las soluciones con resultados e impacto social. Jaime ha sido docente universitario. Nunca se ha quedado afónico con niños bulliciosos e hiperactivos ni adolescentes rebeldes y conflictivos. Jaime no es educador. Es economista de alto desempeño. Dirige los destinos de la educación de millones de estudiantes peruanos. En el mismo diario afirma: “El gran mecanismo igualador de oportunidades en el mundo y en los países industrializados es la educación pública. Si nos resignamos a una educación pública de baja calidad, nos resignamos a no crecer, a no desarrollarnos”.
Jaime Saavedra Chanduví debe quedarse como ministro quien sea el que gane las elecciones el 10 de abril. Ya conoce el talón de Aquiles de la educación, sabe cómo lograr mejor la calidad de los aprendizajes. Es un convencido, como nosotros, de que la carrera magisterial meritocrática es el camino correcto para la valoración y consideración social del docente peruano. Recientemente dijo: “Los colegios deben formar estudiantes que reflexionen y estén preparados para dar su contribución ética a la sociedad, que piensen por sí mismos y que sean capaces de desarrollar opiniones, ofreciendo soluciones a los problemas de sus familias, comunidades y del país”. (22-02-16)