Tras seis semanas de intensos combates en Rafah, Israel se aproxima a la consecución de sus objetivos militares en esta ciudad del sur de Gaza, marcando un posible cambio en su estrategia de combate. Según fuentes oficiales y analistas, esta fase de la operación podría ser el preludio de una campaña más selectiva y de menor intensidad.
El 5 de abril, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) lanzaron una ofensiva en Rafah, la cual ha sido descrita como el último bastión de Hamas en la región. La ofensiva ha resultado en la destrucción significativa de infraestructura y ha causado un alto número de bajas. Según el Ministerio de Sanidad de Gaza, más de 37,000 palestinos han perdido la vida desde el inicio del conflicto, y más de 85,000 han resultado heridos.
La nueva fase del conflicto podría enfocarse en incursiones selectivas para evitar que Hamas se reagrupe, implicando un menor número de tropas israelíes y un ritmo operacional reducido. Esta estrategia apunta a preservar logros militares mientras se minimizan los impactos adicionales sobre la población civil.
El cambio de táctica llega en un momento en que la comunidad internacional, especialmente Washington, ha expresado su preocupación por la seguridad de los civiles. La situación en Gaza ha sido descrita como una crisis humanitaria de magnitud considerable, con llamados globales a Israel para que mitigue el sufrimiento de los afectados y facilite la entrega de ayuda humanitaria.