Intervención del Estado: De protección y fiscalización frente al trabajo infantil

Abg. Lucía Gomez Espinoza

Perú es un país en el que la evidencia ha demostrado que se cuenta con sectores desprotegidos, siendo la niñez uno de los más vulnerables; la problemática de los niños que salen a trabajar a las calles se ha convertido al día de hoy, en un fenómeno latente, especialmente en el caso de Huánuco donde la presencia de niños realizando labores en las calles es no solo visible, sino irrefutable, pudiendo apreciarse este hecho como parte de la cotidianeidad ciudadana y, si es que echamos una mirada con mayor atención podemos notar que una de las principales causas de ello se debe a la escasez de recursos o pobreza de los padres quienes son los que permiten que sean sus hijos quienes salgan a las calles a conseguir el sustento familiar, privándolos de su infancia, potencial y dignidad, siendo perjudicial para su desarrollo físico y mental; convirtiéndose en un problema social que causa una notoria afectación en el desarrollo de este sector, ello ya que estos niños muchas veces son discriminados o maltratados, así como expuestos a los peligros que se viven en las calles mientras desarrollan este arduo afán diario.        

Entonces, hablar de trabajo infantil es referirnos a un problema de gran importancia principalmente por dos razones: 1) por la gran cantidad de niños afectados y 2) por las consecuencias negativas que acarrean las pésimas condiciones en las que se ejercen estas labores, vulnerando directamente el interés superior del niño.

En nuestra región, el trabajo infantil ha venido incrementándose en forma notable durante los últimos años, tanto es así que hoy en día observamos niños y niñas en las calles vendiendo periódicos, golosinas, o realizando actividades como vendiendo cigarros, cuidando carros, cargando bultos, niños payasos, niños que cantan en las calles, cobradores de micro, lustrabotas, vulnerándoseles sus derechos fundamentales como la educación, salud, bienestar y protección contra la explotación.

Sin duda, el alto índice de niños que trabajan en las calles se debe a factores no solo económicos, sino a la indiferencia social y la insuficiente gestión del Estado, que es el encargado de tratar de disminuir –de algún modo- esta problemática a través de políticas, programas y proyectos sociales. Si bien ya se ha diseñado una Estrategia Nacional para la Prevención y Erradicación del Trabajo Infantil que pretende articular el sector público y privado respecto del tema de prevención y erradicación del trabajo infantil con instrumentos que se fundamentan en una serie de principios rectores que van a dar sustento a la Política de Estado en esta materia; considero que, a pesar de ello, aún nos encontramos muy lejos de cumplir el objetivo de reducir el alto nivel de este fenómeno debido a que sigue sin existir un empoderamiento de los programas y existe una falta de conocimiento de la situación real a la que se debe hacer frente, lo cual genera diferencias entre la dación y utilización esperada de las leyes y su utilidad real a la hora de su aplicación. Es por ello que se hace necesario desarrollar propuestas más efectivas de las que existen, así como también que los Ministerios intervinientes en el tratamiento de la materia desarrollen iniciativas de coordinación interinstitucional que se orienten a la elaboración de mejores políticas públicas que garanticen la protección integral de la niñez y el acceso al ejercicio de sus derechos fundamentales; así como también se juegue un rol más activo y protagónico en los procesos de toma de decisiones, ello de la mano con la participación y valoración ciudadana a través de campañas de sensibilización e información periódica acerca de lo que significa este problema y el cómo formar parte de su mitigación.